¿Quién soy?

Imagen de Enrique Meseguer en Pixabay

¡Hola!,

Gracias por tu visita. Hoy me he creado la cuenta, y me pareció bien comenzar contando, a mí manera, quién soy.

Pareciera algo fácil de responder, pero la complejidad del ser humano nos hace pasar del «Mujer, mexicana, soltera, bla, bla, blah…» y nos lleva a ser como un prisma, del que nunca podemos ver todas sus caras, pese a saber que existen y que convergen entre sí.

En mi caso, que probablemente sea el de cualquiera, siento como si dentro mío hubiese una mezcla de personas tan distintas, unidas sí, pero contrarias.

No tengo personalidad múltiple, ni soy voluble, a lo que me refiero es a que tengo características comunes que siempre están, que siempre son las mismas; y también hay partes, o caras, que parecieran turnarse por tener un poco de escenario.

Me explico mejor, días soy una princesa asustada del mundo y su densidad, con ganas de que mamá y papá sigan a cargo y ellos resuelvan toda batalla, mientras yo me refugio tras mi ventana de cristal y sombras. Y otros días, soy la bruja independiente y empoderada, tenaz, que va por el mundo como si nunca hubiese experimentado miedo. ¿Te has sentido así alguna vez?

La vida entera me he dividido en esa dualidad, incómoda, pero tan propia que te acostumbras.

Imagen de Enrique Meseguer en Pixabay

Justo por eso, cuando era niña, al dibujarme, lo hacía con un rostro conformado por dos mitades: femenino y masculino. Esa era la manera en que me veía, y en que aún me veo. Soy una mujer cisgénero, muy a gusto con mi asignación de cuerpo y personalidad, sin embargo; en lo más profundo de mi consciencia hay una guerra por conexión y pertenencia. Y tengo la teoría de que a todos nos pasa, tal vez no de la misma forma, pero igual sucede. Sólo que cuando crecemos nos compramos el boleto de que la única manera de ser felices es seguir el patrón del equilibrio perfecto.

Para mí, la única constante es creer a ciegas en el cambio, en el devenir de la vida y en seguir las convicciones, incluso si son difíciles de entender.

Digamos que soy luz en pleno y satisfecho desequilibrio con la oscuridad. Y eso me parece bien. ¡Tremendamente bien! Porque me define, es un exquisito platillo salado aromatizado con vainilla o un postre delicioso sin pizca de dulzor, así es mi mejor definición. ¿Cuál es la tuya?

¡Muchas gracias por regalarme de tu tiempo y atención, ten un día maravilloso!