Así dicho, puede que algun@ haya pensado que nos hemos echado un amante... ¡No, por favor, qué pereza! Es de otros rollos menos amorosos de los que hoy vamos a hablar, aunque a nosotras nos conquistan cada día...Una de las cosas más emocionantes de cambiar un mueble es el proceso de elegir el color en el que irá pintado y, si éste tiene cajones, el papel con el que decoraremos su interior. Ponemos los botes de pintura y el contenedor de los rollos encima de la mesa, y vamos acercando unos a otros hasta que surge el amor entre dos, y ya no hay otra combinación posible... Por eso, no nos cansamos de comprar todos los modelos de empapelados que se cruzan por nuestro camino... Eso sí, preferiblemente vinílicos y comprados en los chinos... No nos preguntéis por qué, será nuestro lado kitsch, que hemos obtenido muy buenos resultados trabajando con ellos, o que su estética, casi siempre floral y entre romántica y sesentera, nos pierde. Ojo, que también los tenemos de papel, maravillosos y elegantes a más no poder... Pero eso de entrar en un bazar, y rebuscar hasta encontrar un modelo nuevo que no tengamos (ya va siendo difícil...), ¡es un subidón de alegría! Así que, quien tiene un rollo de estos tiene un tesoro, al menos para nosotras, y ¿cómo no exponerlos?.
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No nos negareis lo decorativos que resultan... Y vosotr@s, ¿Cómo almacenáis vuestros rollos de papel favoritos?