Revista Política

Quién y cómo está devaluándose, y el porqué esta devaluación apenas se nota en el empleo

Publicado el 25 junio 2013 por Trinitro @trinitro

La salida de la crisis pasa inevitablemente por la devaluación interna. La devaluación interna se está produciendo, es algo claro en el caso de los salarios.

Pero la fotografía es incompleta. Hay que analizar como se ha canalizado esta devaluación interna y que asimetrías se están produciendo.

La siguiente gráfica nos muestra algunos indicadores alrededor de donde se está produciendo esa devaluación interna. Dejo a un lado la devaluación fiscal (vía incremento de impuestos) y la del sector público (via recortes), que enriquecería aún más el debate.

tasa-devaluacion-interna

Índice de variación de diversos indicadores de la devaluación interna, 2008 base = 100, en todos los casos, excepto el IPC, son datos trimestrales (primer trimestre del año), en el caso del IPC es el interanual del mes de marzo. Los datos de la remuneración total de asalariados (los ingresos que reciben los trabajadores a cuenta ajena en bruto, equivalentes a los costes salariales totales) y el excedente de explotación bruta (los beneficios empresariales antes de pagar impuestos y después de pagar los costes laborales) son de la Contabilidad Nacional Trimestral (INE), los costes salariales por trabajador de la encuesta trimestral de costes laborales (INE) y el IPC de los datos publicados por el INE.

Como podemos ver entre el I trimestre del 2008 y del 2009 la devaluación interna se concentró en despidos (los costes salariales crecieron por encima del IPC, incluso), en entre el primer trimestre 2009 y el del 2010 la devaluación interna se produjo tanto en salarios como en despidos, entre el primer trimestre 2010 y el primer trimestre del 2012 la devaluación interna se centró más en salarios aún cuando los despidos seguían asumiendo una parte importante y entre el I trimestre del 2012 y el del 2013 se concentró básicamente en los salarios.

Mientras, la devaluación interna vía el excedente de explotación bruta (el monto total de los beneficios empresariales brutos antes de pagar impuestos) no han sufrido devaluación alguna, se han mantenido más o menos parejos al nivel de la inflación. No es que los empresarios sean malvados y engorden sus beneficios, seguramente las empresas que han sobrevivido han aumentado beneficios brutos, pero estos se han canalizado, no a la creación de puestos de trabajo, sino a desapalancarse (al carecer de acceso a crédito), a amortizar inversiones y a cubrirse las espaldas. Aunque sus ingresos han aumentado al nivel del IPC su liquidez ha caído a un nivel lamentable y la cruda realidad de la burbuja les ha estado golpeando estos años. Esto le ha pasado a las empresas ordinarias, pero también los bancos, todo el mundo se ha dedicado a desapalancarse como locos.

Si hacemos un diagrama de como ha ido la devaluación interna podemos hacer un relato cronológico.

  • Entre el 2008 y el primer trimestre del 2009: Devaluación exclusivamente por despidos.
  • Entre el 2009 y el primer trimestre del 2010: Devaluación principalmente por despidos y salarios. Las empresas que sobreviven se comienzan a desapalancar como locas.
  • Entre 2010 y el primer trimestre del 2012: Devaluación principalmente por salarios y aún por despidos. Las empresas que sobreviven siguen desapalancándose como locas.
  • Entre el 2012 y el primer trimestre del 2013: La devaluación sigue produciéndose por salarios y las empresas siguen desapalancándose.

devaluation

Podemos ver un par de disfunciones en todo el proceso: la primera es el retraso de un año en la negociación colectiva a la hora de comenzar a introducir los factores de devaluación vía salarios, aún así, con el decalaje de un año, la negociación colectiva ha sido bastante responsable a la hora de conseguir una devaluación salarial (al menos lo ha sido más que las propias empresas con sus rentas de explotación o a la hora de generar inflación).

La segunda disfunción que se puede observar es como el simple hecho de cortar el grifo del crédito ha incapacitado a las empresas para transformar su crecimiento en beneficios brutos en creación de empleo. Todas las ayudas a la banca han servido de poco para conseguir que el crédito llegue a la economía productiva. La banca española ha utilizado esas ayudas para desapalancarse, punto. El problema no ha sido la destrucción de empleo (el otro día, debatiendo sobre el contrato único, Roger planteó una característica interesante de la economía española: esta destruye 1.000.000 de puestos de trabajo al mes y crea más o menos la misma cantidad), sino que no ha creado empleos al ritmo a los que se destruían. El crecimiento de la renta de explotación que tienen las empresas debería haberlo permitido, en el caso de que la banca hubiera hecho su trabajo.

Es evidente que empresas y particulares estaban sobreendeudados, pero por lo que claman los datos, las empresas llevan casi 5 años desapalancándose. Durante este tiempo miles de empresas han nacido, otras miles han desaparecido y las que han sobrevivido han tenido tiempo de sobra para purgar su sobreendeudamiento. El problema está en que la banca aún no se ha desapalancado, que todas las ayudas no han ido a fomentar el crédito, no han servido para reactivar la economía. La devaluación está siendo muy lenta y muy mal diseñada en el sistema financiero (seguramente por la imposibilidad de este de realizar una quita a la banca europea). En 5 años la tendencia es que las empresas han de conseguir producir más para pagar un trabajador con un sueldo más bajo, debido a que los costes financieros son mucho más altos y los niveles de ahorro y capacidad de inversión exigidos son más altos.

Solo podemos albirar dos escenarios: o nuestra economía termina funcionando a medio gas, con un nivel de creación de empleo de los años 90 (con tasas de ocupación que no superen el 60%), mucho menos dependiente del crédito de los bancos durante muchos años, o realmente se consigue que la banca española se desapalanque, devalúe, algunos accionistas se pillen los dedos, algunos directivos se queden sin sus pensiones y algún banco alemán termine pillándose los dedos.

Al parecer, ya no es una crisis, si la política económica de la eurozona no hace un giro radical, simplemente las reglas han cambiado y el sistema económico de los próximos años es un sistema a medio gas, con unos 17 o 18 millones de personas con una actividad económica remunerada en lugar de los 20 largos que se alcanzó en el 2008. Las empresas pueden ser más competitivas (lo son), y los trabajadores más baratos, pero las reglas de juego han cambiado pero ahora crear empleo requiere más beneficios brutos. La devaluación que hacemos los trabajadores a través de nuestros salarios y la mejora de competitividad que empresarios y trabajadores están consiguiendo no se nota en el empleo a causa de este cambio de reglas de funcionamiento.


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