Revista Religión
Bran Kluth es un pastor norteamericano que dese dos mil nueve lleva a cabo un interesante estudio, patrocinado por varios movimientos cristianos, en el que revela veinte verdades sobre quienes diezman.
Lo peculiar de dicha investigación, pese a ser llevada por cristianos evangélicos y por tal dudamos de su imparcialidad en los resultados, es que entre o que han obtenido es que aquellos quienes diezman -siguiendo el mandato bíblico- disfrutan de una singular salud económica.
Se le preguntó a cuatro mil cuatrocientos trece personas de los cincuenta estados estadounidenses acerca de nueve indicadores básicos, entre los que destacan: salud financiera, espiritual y qué tipo de práctica donante realizan.
Cabe resaltar que el marco poblacional abarcó tanto miembros de diferentes denominaciones religiosas como de variados estatus económicos.
Entre los resultados encontramos que únicamente el veintitrés por ciento de los encuestados da textualmente el diez por ciento de sus ingresos ya que el cincuenta y cuatro por ciento de ellos dona entre el once al quince por ciento de sus ingresos mensuales.
Por otra parte, el catorce por ciento de los mismos se desprende de entre el dieciséis al veinte por ciento de lo que percibe al mes; finalmente, la investigación menciona que el nueve por ciento de los cristianos entrevistados aporta más del veinte por ciento de su salario al templo.
¿Y quiénes son los donantes?
El noventa y seis por ciento de ellos van a la iglesia todos los días a la semana, el setenta por ciento del grupo lee la Biblia entre cuatro a siete veces a la semana.
Por contraparte el cincuenta y cuatro por ciento de los donantes participa en algún ministerio de la organización religiosa a la que pertenece y el cincuenta y tres por ciento de ellos es miembro de algún grupo.
Lo curioso es que Kluth rescata que, tristemente para su causa, solo entre el cinco al veinte por ciento de los feligreses a cualquier denominación religiosa son quienes participan activamente en la aportación -voluntaria- del diezmo.
Pero a pesar de lo anterior los ingresos que las iglesias obtienen de dicha aportación porcentual equivale entre el cincuenta al ochenta por ciento de su capital total.
Ahora viene lo interesante: el topfive de a quiénes va el diezmo de los donantes.
El noventa y ocho por ciento tienen como prioridad dar el diezmo a su iglesia, le siguen las obras misionales con el noventa y cinco por ciento y en tercer puesto se encuentra la caridad.
¡Vayamos al cuarto puesto!
Ése lo ocupan los proyectos de construcción [de algún templo] con el sesenta y dos por ciento de las preferencias mientras que en el quinto lugar se encuentra directamente el pastor/líder o una comunidad/congregación de religiosos con el cincuenta y ocho por ciento de la tendencia.
Como bonus adicional [en el sexto lugar] mencionamos a los amigos desempleados con el treinta y un por ciento y a los hospicios en el honroso séptimo lugar con el veintinueve por ciento de las preferencias.
Existen cuatro maneras principales por medio el cual quienes realizan el diezmo llevan a cabo su práctica: cheque, efectivo, víveres-ropa y on line.
Los porcentajes: el ochenta y seis por ciento para el cheque, le siguen con el cincuenta y ocho el efectivo mientras que el cuarenta y tres por ciento para los víveres y el treinta y seis por ciento son vía Internet.
A continuación viene en lo que pone particular atención Brian Kluth.
El ochenta por ciento de quienes dan el diezmo no tienen deudas en sus tarjetas de crédito, el setenta y cuatro por ciento además no debe nada de o en su carro mientras que el cuarenta y ocho por ciento no paga alquiler [es dueño de su casa].
Como punto final, en dicha categoría, encontramos que el veintiocho por ciento de quienes aportan mensualmente el diezmo no presentan ningún tipo de deuda contrastando por tanto con la teoría de que dar el diezmo es igual a entrar en crisis financiera.
Pero para que la práctica sea recurrente el estudio estima que ésta se tiene que iniciar antes de los veinte años ya que, según la encuesta, es la edad donde se fija mejor el gesto.
El veintiocho por ciento de los adultos donantes comenzó a dar el diezmo antes de los diez años mientras que el treinta y cinco por ciento de ellos lo hizo antes o entre los veinte años de edad.
Lo anterior opaca al diecinueve por ciento que comenzó a hacerlo en los treintas y con el dieciocho por ciento que lo hizo entre o después de los cuarenta.
Quienes no dan el diezmo se escudan en tres principales escusas: no pueden darse ese lujo, tienen muchas deudas o que nos los deja el conyugue.
Los primeros ocupan el treinta y ocho por ciento de los entrevistados mientras que los que tienen deudas abarcan el treinta y tres por ciento de la investigación, la respuesta final fue respondida por el dieciocho por ciento de los no donantes.
Las veinte verdades sobre quienes diezman -publicado en el sitio web del State of the Plate- finaliza asegurando que al menos diez millones de estadounidenses llevan a cabo, mes con mes, la práctica bíblica del diezmo logrando ingresar, a las filas religiosas, la penosa suma estimada de cincuenta billones de dólares al año.
¡Imaginemos si todos los fieles o miembros de alguna denominación religiosa llevara a cabo, puntualmente, la práctica!
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La imagen del presente artículo la obtuve en Flickr y la noticia la leí en The Cristian Post.