Cuántas veces nos hemos percatado de que hay personas que son muy inteligentes para las matemáticas, la física, las letras… y en cambio nos preguntamos ¿cómo son tan “tontos” para las relaciones sociales?
Seguro que a muchos os ha pasado que preferís ir a la tienda de Pepe, que aunque me cobra un poco más caro, me cae muy bien y me ofrece un trato muy agradable; que a la tienda de Juan, que tiene los precios más bajos, pero siempre parece estar de mal humor y me trata con desgana o indiferencia.
Esas personas como Juan no han desarrollado lo que denominamos inteligencia emocional (capacidad para entender y gestionar las emociones propias y responder adecuadamente a las emociones del otro) y habilidades sociales (aquellas conductas que nos permiten relacionarnos adecuadamente en los distintos contextos en los que interactuamos: trabajo, casa, comercios, la consulta del médico…)
Las habilidades sociales las aprendemos desde pequeños. Son, en definitiva, un conjunto de conductas, descritas en nuestro post “Guía práctica de habilidades sociales para tu hijo (2ª parte)”, y serán las responsables de nuestros éxitos respecto a las interacciones sociales que realizamos a diario.
Si fomentamos nuestra inteligencia emocional y desarrollamos unas buenas habilidades sociales (que a pesar de que se aprenden de forma natural en la infancia y niñez, las podemos potenciar en cualquier momento del desarrollo) mejorará nuestra calidad de vida personal y profesional. ¿Por qué? Pues porque aumentará nuestra percepción de logro al alcanzar numerosos éxitos en las áreas más importantes de nuestra experiencia vital, como son la familia (infancia, niñez, adolescencia y madurez), la escuela y amigos (niñez y adolescencia) y el trabajo (etapa adulta). Vamos a explicarlo con más detalle a continuación:
HABILIDADES SOCIALES EN EL ÁREA FAMILIAR
Las habilidades sociales relacionadas con la comunicación, la expresión de sentimientos y la cooperación son las que van a permitir que nuestra convivencia familiar mejore.En la convivencia diaria surgen conflictos (eso no se puede evitar) pero si somos hábiles para gestionarlos adecuadamente (escuchando las demandas, generando alternativas de resolución, realizando un proceso de toma de decisiones, negociando compromisos, empleando una comunicación efectiva…) comprobaremos que toda la familia salimos beneficiados.
Si nos centramos en el ámbito de la pareja, imaginad lo ventajosas que pueden resultar estas mismas habilidades sociales para lograr discutir sin que “nos tiremos los trastos a la cabeza”, negociar (no obligar) con quién pasamos las vacaciones (¿con tu familia o con la mía?), realizar y encajar críticas constructivas… todos estos aspectos son derivados de una adecuada utilización de nuestras habilidades sociales.
¿Qué conseguiremos en casa si todos mejoramos nuestras habilidades sociales? Comprender mejor a nuestra pareja, padres e hijos, establecer una dinámica familiar ajustada a las demandas de cada miembro, disminuir la cantidad de conflictos, aumentar la probabilidad de resolución exitosa de los mismos, negociar adecuadamente la parte proporcional de cooperación en las tareas domésticas, establecer unas pautas comunicativas fluidas y, por consiguiente, llevarnos todos un poco mejor.
HABILIDADES SOCIALES EN LA ESCUELA Y EN EL ÁREA DE LA AMISTAD
Las habilidades sociales no asegurarán las buenas notas del niño, pero son sumamente importantes para su bienestar en el entorno escolar y social. Los niños con escasas habilidades sociales suelen desarrollar problemas de rechazo social, tienen menos apoyos entre sus compañeros y corren mayor riesgo de sufrir acoso escolar.Los niños, al igual que los adultos, forman sus propios grupos sociales. Y en el grupo aula se crean espontáneamente subgrupos de compañeros que terminan convirtiéndose en amigos.
Los niños no son “crueles” (como solemos creer los adultos) sino que descartan o ignoran a aquellos otros que no se relacionan adecuadamente, que no siguen las normas implícitas en el juego y en la amistad o que manifiestan conductas desajustadas, desproporcionadas o inadecuadas al contexto. Rechazan al niño que no se sabe relacionar pero lo hacen sin contemplaciones (porque aún no tienen bien desarrollada la capacidad de empatía: ponerse en el lugar del otro. Eso llegará con la adolescencia); no sienten lástima por él y por eso parecen “crueles”.
Por tanto, el niño que no “encaja” con los demás niños, no llega a formar parte de ningún subgrupo y se quedará apartado de sus compañeros de clase. Si el niño no aprende a relacionarse con sus compañeros se volverá cada vez más vulnerable frente a los demás (el individuo es más débil que el grupo) e irá entrando en una espiral de marginación social de la que es difícil salir si no se trata el problema.
Así que si vuestro hijo NO TIENE NINGÚN AMIGO en el colegio puede deberse a un problema de habilidades sociales deficitarias, pues aunque cuesta admitirlo, si todos rechazan a mi hijo quizás el problema lo tenga él. Si has detectado que puede ser éste el caso de tu hijo, desde Webpsicólogos te recomendamos que hables con sus profesores y que un profesional evalúe sus habilidades sociales para que pueda entrenarlas y así mejoren sus relaciones sociales y aumente su nivel de satisfacción.
HABILIDADES SOCIALES EN EL ÁREA LABORAL
El trabajo puede ser nuestra peor pesadilla cuando no nos gusta lo que hacemos o no nos sentimos realizados, pero las habilidades sociales nos pueden resultar muy útiles para, por lo memos, estar a gusto en nuestro entorno laboral. Llevarme bien con el jefe y con los compañeros me procurará una tranquilidad que actúa de protector frente al estrés y ansiedad laboral. Las personas con escasas habilidades sociales y que no se insertan en su entorno socio-laboral, reciben más críticas de sus compañeros, se sienten incomprendidos, tienen una menor tolerancia al estrés y aumenta la probabilidad de sufrir mobbing laboral o de desarrollar el síndrome de “burnout” (síndrome del trabajador quemado).Por otro lado, a nivel funcional, las habilidades sociales también nos pueden procurar éxitos y ascensos en nuestro trabajo. Sobre todo si nuestras funciones están relacionadas con una actividad de tipo comercial, de venta o de atención directa al público, telemarketing, negocios, presentador de televisión, actor, enseñanza, política, publicidad… entre otras. Pues para el adecuado desempeño de estos trabajos la persona tiene que mostrar (y demostrar) tener bien instauradas las habilidades de comunicación efectiva, empatía, asertividad, persuasión, escucha activa y, por qué no decirlo, caer bien a los demás.
Por último, si no tienes un empleo o lo estás buscando, debes saber que tu currículum es tu carta de presentación y facilita que te seleccionen para una entrevista de trabajo; pero que tus habilidades sociales tendrán mucho más peso durante la entrevista y serán las que harán aumentar tus probabilidades de contratación.
Como veis, el ámbito de las habilidades sociales y la inteligencia emocional puede resultar de gran utilidad para nuestro desarrollo personal y profesional. Si os interesa ampliar información al respecto os recomendamos que visitéis el blog habilidadsocial.com, que trata este tema en profundidad y de una manera muy profesional, con contenidos amenos y desde una perspectiva científica pero con un lenguaje cercano y personal. ¡No dejéis de echarle un vistazo! Os dejamos con el enlace directo al blog habilidadsocial.com
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Sira Sánchez
Psicóloga. Mi campo laboral se ha centrado en la orientación educativa, en la enseñanza pública desarrollando funciones de jefatura del Departamento de Orientación. Actualmente dirijo el área educativa y de orientación en WebPsicólogos.Latest posts by Sira Sánchez (see all)
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