Sí, lo sé. Que haya un nuevo sello editorial llamado Nube de tinta (Random House Mondadori) y que se encuentran en las librerías sus dos primeros libros no es una novedad. Pero me entusiasman mucho sus dos novedades y quiero dejar constancia que las quiero. Ya lo he dicho.
John Green y Bajo la misma estrella por fin han aterrizado en España. Digo por fin porque ya le había echado el ojo a este libro cuando salió publicado en Estados Unidos. He leído muy buenas reseñas inglesas que lo ponen por las nubes y aunque el tema es delicado, estoy segura que me encantará.

Hazel acaba de cumplir 16 años. Y tiene cáncer. A pesar de que un tratamiento ha conseguido reducir su tumor de forma casi milagrosa, es una enferma terminal. Los médicos no pueden decirle cuánto tiempo le queda; solo sabe que debe vivir pegada a un tanque de oxígeno y sometida a continuos tratamientos. Desde hace unas semanas, Hazel forma parte de un grupo de apoyo donde otros chicos como ella comparten sus experiencias. En realidad, ella acude más por obligación que por voluntad; ¿qué sentido tiene hablar con otras personas de lo que nadie puede cambiar? Pero su vida da un verdadero vuelco cuando conoce a Gus Waters... Os preguntaréis: ¿quién es Gus? ¿Y cómo puede cambiar una sola persona la historia de otra?
Cuando la editorial presentó sus novedades, junto a la de John Green, también destacó la novela de Matthew Dicks: Memorias de un amigo imaginario. En un principio no me llamaba la atención especialmente, pero leí la reseña de Javier en su blog El hechizo de los libros y me pareció muy intrigo.

Max solo tiene 8 años y no es como los demás niños. Él vive para adentro y cuanto menos le molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que lo toquen y que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara cuándo es más feliz, seguro que diría que jugando con sus legos planeando batallas entre ejércitos enemigos. Max no tiene amigos, porque nadie lo entiende y todos, hasta los profesores y sus propios padres, quieren que sea de otra manera. Solo me tiene a mí, que soy su amigo desde hace cinco años. Ahora sé que Max corre peligro y solo yo lo puedo ayudar. El problema es que Max es el único que puede verme y oír. Tengo mucho miedo por él, pero sobre todo por mí. Los padres de Max dicen que soy un "amigo imaginario". Espero que a estas alturas tengas claro que no soy imaginario.
