Esta semana nos vamos a poner la tarea de hacernos amigos de nuestro cuerpo. Muchas veces me preguntan que si nos aceptamos tal cual somos y nos queremos con todas nuestras virtudes y nuestros defectos para que vamos a arreglarnos, ir al gimnasio o saber la ropa que mejor nos sienta. Considero que son cuestiones diferentes. Mejorar nuestra presencia física y nuestra imagen personal de cara al mundo debe ser una opción personal, algo que queremos hacer porque nos gusta, porque disfrutamos y porque queremos mejorar día a día. Pero no es un imperativo y mucho menos una fuente de disgusto o ansiedad.
Lo que está bien claro es que independientemente de lo que nos guste arreglarnos, mas allá de la moda o las últimas tendencias, lo que sí es importantísimo es tener una relación saludable con nuestro cuerpo. Porque entre otras cosas es el hogar de nuestro espíritu, la puerta de nuestra creatividad y el medio de dar amor a los que nos rodean. En fin, que sin cuerpo no hacemos nada de nada en este mundo.
Por lo tanto hoy vamos a tratar a nuestro cuerpo como tratamos a nuestro mejor amigo, es decir:
- No lo juzgas
- No lo comparas
- No lo críticas
- No lo cambias por “otro mejor”
- Lo aceptas tal como es
- Lo aprecias de forma global y no parcial
- Valoras sus cualidades y restas importancia a sus defectos
- Lo halagas siempre que puedes
- No permites que nadie hable mal de él en tu presencia
- Te gusta verlo, contemplarlo, cuidarlo y mimarlo
- Te enorgulleces de el
Si piensas en un buen amigo tuyo seguro que llevaras esto a rajatabla, pues es lo mínimo que podemos hacer con ese gran compañero nuestro que es nuestro cuerpo.
Me encantaría conocer vuestras opiniones…