Me gustaría, sinceramente, llegar muy alto. No me refiero a conseguir fama, dinero y chicas. Lo que quiero es llegar alto, literalmente al cielo, a la estratosfera, al maldito espacio. ¡Joder! ¿Qué seríamos sin los sueños? Nada, no seríamos nada. No valdríamos absolutamente para nada y por eso he de alcanzarlos, he de subir arriba, agarrarlos por el pescuezo y tirarme de cabeza al vacío con ellos. Quiero conquistarlos, quiero que sepan que yo mando aquí y quien ha dominado a quien. Quiero caer de cabeza desde allí, porque desde allí todo se ve minúsculo, todo parece tan simple y fácil que es capaz de hacerte sentir el más grande. Quiero que me despeje la mente, ser el rey del mundo y que con solo chasquear los dedos mis sueños vuelva a mí y todo empiece de nuevo. Quiero ser capaz de aplastar a los que alguna vez me han deseado el mal como si fueran simples hormigas, quiero elevarme y elevar junto a mí a mis seres queridos como si fuera un gigante. Deseo ser el gnomo entre gigantes, el que a todos ve, el que a todos oye; el invisible.
“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma” y pues así sea, como Mandela dijo -seré- y -he sido- diré el día que muera. No temo a nada ni nadie, no temo a la muerte; sólo me temo a mí pues yo soy el que dibuja las líneas que me limitan. Si temiese a alguien más ¿Qué sentido tendría? si fuese así ¿Qué diantres haría aquí arriba?