Hace ya unos días que conocíamos la noticia de que Michael Phelps se había convertido en la imagen de la nueva campaña de Louis Vuitton. Lo cierto es que a mí el nadador nunca me ha llamado la atención. Esa boca tan rara, y esa nariz y a mí que me sacaría más de medio cuerpo... en fin, que no me lo imaginaba. Pero salió a la luz la primera imagen de la colección y mi mundo cambió. Comencé a ver las cosas con otro color, y me di cuenta que daba igual su boca, y su nariz y todo lo que podáis objetarle a este chico. Daba igual. Lo que realmente importaba es que yo lo quería en mi bañera. Así tal cual, con las gafitas puestas en la cabeza y esa pose tan sensual. Y por supuesto con el Louis Vuitton al ladito, que en mi baño quedaría que ni pintado.
La que me diga que no quiere uno así para su baño simplemente no está valorando objetivamente lo que está viendo. Vuelvo a repetir que el LV al ladito le da un aire mucho más glamuroso a la foto, en plan... "fijate cari, soy cool hasta cuando me baño en casa". La cuestión ya no es solo que lo quiera en mi baño, sino que también lo quiero en mi sofá.
La gimnasta Larisa Latynina lo acompañaba con un té en sus manos mientras hablaban de sus cosas. Ya sabéis, lo que tardaba ella en hacer una pirueta triple hacia atrás en sus tiempos mozos, y como mueve el sus potentes piernas para ser el mejor del mundo. Todo acompañado de su bolsa de LV, que como observáis no se separa de ella. No es la primera vez que Annie Leivobitz se encarga de fotografiar a personajes de esta talla, pero lo confieso, ninguno me has calado tanto como tú Mike. Sin duda alguna esta ha sido la "reflexión más seria del domingo". ¿Qué os parece? ¿No lo queréis para vuestra bañera? Muchos besos y hasta la próxima