Quince años sin trabajar y cobrando todos los meses

Nunca me han gustado los sindicatos ni lo de los liberados (gente que cobra sin ir a trabajar por representar a los trabajadores en contra de la empresa que les paga y para la que no trabajan), pero me guste o no, ahí están y seguirán. Se dice que son necesarios y que tienen que estar para defender a los trabajadores; yo tengo mis dudas de su eficacia y necesidad, pero no es el objeto de este artículo. Lo que me pregunto es cómo se puede estar quince años sin trabajar y cobrando. ¿Es así como se controla el gasto público? ¿Qué tipo de labor se supone que hace esta gente que se permite el lujo de (iba a decir robar pero igual a alguien le parece demasiado fuerte) cobrar cada mes durante semejante plazo y qué pensarán de sí mismos? ¿Cómo se considerarán? Lo que yo pienso de ellos lo tengo claro, pero de verdad… me gustaría saber qué piensan ellos de sí mismos y si no se les cae la cara al suelo de vergüenza cuando se miran en el espejo por las mañanas. Aunque supongo que a todo se acostumbra uno, incluso a convertirse en una garrapata social.

¿Cómo se puede estar quince años sin trabajar y cobrando?

Quince años sin trabajar y cobrando. ¡Menudos parásitos!

Después de quince años, el Ayuntamiento de Jerez ha iniciado un expediente disciplinario contra varios representantes sindicales por posibles faltas graves. Entre los expedientados se encuentran dos miembros de CGT que llevan quince años sin trabajar.

Por lo visto nadie llevaba un control de quién entraba o salía del consistorio; ni siquiera de quién estaba contratado y quién no, hasta que a principios de 2015 se inició un procedimiento de control. Procedimiento que tampoco parece muy efectivo porque ha tenido que transcurrir año y medio para que alguien decidiera, no ya despedir directamente a estos individuos, sino simplemente abrirles un expediente. Y han tenido que ser ellos (los expedientados) los que «han aclarado» que no llevan año y medio sin acudir al trabajo, sino QUINCE AÑOS COMPLETOS, indicando que así ha sido por acuerdos tácitos con distintos gobiernos municipales.

Otra de las irregularidades detectadas ha sido la de otro representante de CGT que, después de fichar, abandonaba el trabajo para participar en actividades sindicales.

Y otros casos que apenas han acudido a trabajar 47, 66 y 96 días respectivamente en todo un año.

Estas cosas sí que son un problema; una lacra social y una burla, tanto para los que trabajamos, como para los que, sin poder hacerlo, se tienen que conformar con pequeñas prestaciones, cuando otros cobran un sueldo íntegro (y seguramente alto) y tienen sus cotizaciones al día sin haber dado un palo al agua. Y luego nos quejamos de los políticos.

Ramón Cerdá