No tenía pensado hacerlo, pero lo hago. He visto que otra gente lo hizo, quizás sin pensarlo, al dictado del corazón. Gente a la que respeto. A veces conviene hacer cosas bajo esta dictadura. Últimamente no celebro nada, es decir, con boato, traca y bullicio a mi alrededor. Lo festejo todo por dentro, así no molesto a los vecinos ni mancho nada más que mi ego si no recojo pronto. Hoy prefiero el artificio.
Me llega en jornadas veraniegas, propensas a desatender la parroquia. Y así la tengo, desatendida. Nunca olvidada. Gracias a ti, que fuiste el primero, y a ti también, que llegaste la última. Aquí no hay orden pero si concierto. Concierto de gratitud y sinfonía de sentimiento. Gracias al primero y así sucesivamente hasta la última.