Hace unas semanas me preguntaban de una vacante en la que participé cuales eran mis motivos por trabajar en Quintana Roo y digo yo, por la Península de Yucatán: Bien pues hoy como siempre hay mucho que hacer por Quintana Roo y por México en el mayor sentido de volver a los valores esenciales como sociedad y dejar de pensar que, como decía Peter Gabriel en alguna de sus canciones, “Sólo somos carne y huesos”… encerrados en una polémica cárcel psicosocial, en donde la masa ha perdido su voz y el ser humano, esa calidad que le da nombre. Tal y como lo dijo John Mccain en alguno de sus discursos: “Somos más que esto”; “Somos una gran nación”…”Un gran Estado”… y tenemos grandes centros turísticos. Nos hemos hecho grandes a través de los valores del trabajo, con la firme convicción de hacer familia, a través de los valores, de la tolerancia, de la honestidad, de la limpieza en todos los aspectos.
Porque creo en la gente de Quintana Roo, en los cancunenses, los playenses, los tulumnenses y en los demás municipios de la región maya y el orgullo de sabernos grandes, y tener un prestigio internacional a base de creatividad, pasión y amor por nuestra tierra y su gente (que es de todos los estados de México y de más de 30 países).
Y hoy, nos rebasó la violencia, el narco es más mediático y tanto a ellos, como a sus sicarios, a las autoridades populistas y a las instituciones de seguridad les gustan los medios de comunicación. Vivimos en una gran película hollywoodense, en donde cada quien se pelea con su cada cual por tener la primicia y el protagonismo. Les encantan los reflectores y han encontrado en ellos su alimento al ego; se han olvidado de atacar la causa raíz de los problemas sociales que cada día van en aumento y en deterioro de más de 40 años de trabajo e inversiones multimillonarias en infraestructura turística hecha por empresas extranjeras y nacionales que apostaron y re-apostaron después de la devastación de los huracanes Gilberto en 1988 y Wilma en el 2005, su capital en esta región. A las familias que se la jugaron por el estado y se quedaron, a sus pioneros.
Buscar la integralidad de la familia en la región, fomentar los valores conservadores e impulsar la libre empresa, para que nuevamente la economía se desarrolle no dentro de la cultura del miedo, sino de la abundancia que da el trabajo y la calidad en el servicio.
Atacar los problemas de raíz, con análisis razonados y con objetivos claros y planes de acción que tengan su consecuencia. Fomentar la educación laica, pero con raíces de espiritualidad.
Promover los derechos del hombre libre, respetando las fronteras de la libertad de los demás.
Un parteaguas en mi vida, como en muchos cancunenses fue haber vivido la balacera que sicarios realizaron contra las instalaciones de seguridad pública y juzgados de Cancún hace poco más de dos años. Yo trabaja enfrente, en Chedraui como Gerente de Zona de las plazas comerciales de este grupo empresarial y cuando se inició una balacera y los sicarios entraron a la plaza y salieron, balearon los tanques agua y de gas y los más de 500 trabajadores tuvieron que salir a la avenida en medio de la persecución de los policías. Al otro día, vivimos la presión de las autoridades municipales de protección civil que nos querían cerrar la plaza por no cumplir con sistemas de seguridad, queriendo extorsionarnos, sin siquiera preguntarnos si tuvimos algún percance o herido durante la refirega, sin preguntarnos las pérdidas que tuvimos, el shock psicológico a los trabajadores y visitantes. Bandidos sobre bandidos.
Cuando trabajé como asesor en la Secretaría de Seguridad Pública en Jalisco aumentó desproporcionadamente, en un periodo de dos meses, el robo a casa habitación y automovilistas en las calles de la ciudad de Guadalajara y nos encargaron un análisis del que derivó que la causa raíz de éste aumento de los actos delictivos, se debió a el impulso – por parte del Municipio de Guadalajara y el Comité de la Zona Metropolitana–, de una ley, en la que multaban a todo ciudadano que no separara la basura en órganico e inórganico…¿Por qué? Porque esta ley dejó sin trabajo a todos aquellos pepenadores independientes, que no eran bienvenidos a los Basureros Oficiales (Rellenos Sanitarios) y los que si eran contratados, perdieron su trabajo porque ya no hacían falta tantas manos para la separación de basura. Es decir, las autoridades, se olvidaron de darle solución al problema laboral de los pepenadores… a la causa raíz. Ese simple hecho ocasionó un problema social de seguridad, no por falta de sensibilidad, sino por falta de EDUCACIÓN y Valores, eso mismo pasa hoy en día en Quintana Roo.
De igual manera, recuerdo que después de un análisis, llegamos a la conclusión que la tan mentada denominación de origen del TEQUILA, y la creación el instituto tequilero, lejos de traer múltiples beneficios a la población de los Municipios de Tequila y Magdalena, llevaron a los campesinos y parcelarios cultivadores del Agave Azul, a sumarse a las redes del narco, por la simple y sencilla razón de que el agave estaba acaparado por unos cuantos y no era negocio sembrar el mismo, por lo precios irrisorios con que lo que lo compraban estos señores. Entonces el narco, vio una ventana y aprovechó a acercarse a los campesinos y les decían te doy tanto $$$ si me rentas tu parcela y tanto $$$ más estas armas si me las cuidas y tanto $$$ por “piscarla” y esos campesinos y sus familias que literalmente mueren de hambre aceptaron el peligro, la desobediencia de la ley del hombre y de Dios y “echaron” a un lado los valores por más que un bolillo.
En Cancún, en Playa del Carmen y en Tulum, la descomposición social se ha dado por la polución de gente, pero también se ha dado por no prepararse a 30 o 50 años a futuro y dejar que se construya una ciudad de comunidades en ghetos, donde somos vistos como Flesh and Bones y más que por nuestras coincidencias, por nuestras diferencias, hoy No sumamos, dividimos. Hoy no vamos hacia adelante, nos defendemos de la incertidumbre.
Mis motivos principales son porque creo en los quintanarroenses, creo en que somos multiculturales y multinaciones, pero tenemos en común los valores que siempre nos han hecho grandes.
Mi mayor deseo es rescatar a Cancún de las manos de quien no lo ama, de quien no valora su grandeza, que la misma está en la diversidad de su gente. Creo firmemente en la subsidaridad, la resiliencia. Y para ello se tiene que hacer un arduo trabajo con los que llegan y se van y vuelven a regresar… con los que nos hemos quedado. Seguimos teniendo números impresionantes de crecimiento y desaceleración al mismo tiempo. Cancún sigue creciendo arriba de la media nacional con un 4% anual, y Playa del Carmen vive una desaceleración después de vivir diez años con un crecimiento que llegó al 32%, en tanto Tulum está viviendo lo que vivió Playa del Carmen con crecimiento del 16.4%, más el tema del cuidado ecológico y la limpieza; las generaciones que sembramos, de todos los que nos quedamos en un mar que debe resumirse en su abundancia, en calidad en el servicio a nuestros más de 10 millones de visitantes y calidad de vida en quienes decidimos vivir aquí.