Revista Cultura y Ocio
En stand-by
Una vez superada la inevitable emoción que acompaña al lanzamiento de cualquier disco de Quique González, la palabra que más se repite en mi cabeza para definir este disco es transición.
Es la primera vez que un disco de Quique no me sorprende, que no supone un giro de tuerca a lo anteriormente ofrecido. A priori ésto no tiene por qué ser malo, pero me plantea la duda de hacía donde se encamina el bueno de Quique. Y esa duda me emociona casi más que las 13 canciones que encierra Daiquiri Blues, porque tengo la absoluta certeza de que es capaz de hacerlo mucho mejor.
No me malinterpretéis, no estamos ante un mal disco ni mucho menos, pero pocas de las composiciones que lo forman están a la altura de lo mejor del cancionero del madrileño. Todas ellas de un corte pausado, terapéutico, un Kamikazes Enamorados sobre-producido. Pero en el buen sentido, ya que lo mejor del disco es la maravillosa producción a cargo de Brad Jones, bajo la pauta de menos es más: ni un solo instrumento sobra pero ninguno se echa en falta.
Estamos hablando sin duda de la obra mejor grabada de la carrera de Quique (que me perdone Carlos Raya). De hecho, creo que no seré el único en pensar que algunas de las canciones se sostienen solo gracias a lo bien que están tocadas, cantadas y arregladas. La grabación en el estudio de Brad en Nashville, con músicos como Tyson Rogers, Pat Buchanan o el gran Al Perkins y su pedal steel ponen un sello de calidad indiscutible al album. Y, como no, un Quique que cada vez se encuentra más cómodo y confiado con su voz.
¿Y las letras? Siempre tan personales y con esa facilidad para conectar con las vivencias de los que las escuchan con atención, en esta ocasión resultan más simplistas e impersonales que nunca. Parece como si Quique hubiera tomado distancia sobre sus propias canciones, mostrando unos textos más en tercera persona que nunca y construyendo una barrera que tendremos que franquear para conseguir acercarnos al compositor que tantas horas nos ha robado en la última década. Algo te ha alejado de nosotros, Quique.
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