A veces es mejor pasar desapercibido, ser alguien invisible y así no sentir nada cuando me llaman torpe, cuando me dicen retrasado o cuando no puedo hacer algo.
Es cierto que a veces me cuesta un poco ser igual que los demás, no tengo la fuerza para levantarme, a mis piernas parece que se les olvida como correr cuando intento jugar football y de alguna manera buscan la manera de enredarse y hacerme quedar en ridículo.
Quisiera no ser al primero que ve la maestra cuando hace alguna pregunta, y no es porque no sepa la respuesta, estoy seguro que podría contestar de manera correcta, pero por alguna extraña razón, mis palabras no salen, no logro que me escuche y no logro que todos dejen de mirarme y susurrar que soy nada.
He escuchado que algunos de mis compañeros son golpeados, pero no, a mi no me pegan, a mi solo me molestan, solo me dicen palabras hirientes, he tratado de decirle a mis padres, pero parece que si no hay un golpe de por medio no importa mucho, aunque sean palabras llenas de odio.
A veces quisiera ser invisible o provocar a alguien a que me pegue, que lo haga tan fuerte para olvidar las burlas, para poder decirle a mis padres que me siento mal, que necesito de ellos.
Pero es quizá cuando digo que tal vez ya no me ven, que soy un fantasma para ellos y los únicos que logran verme son aquellos que buscan ridiculizarme.
A veces creo que mi deseo está equivocado, que debí especificar, que solo quiero que mis padres me vean, que puedan escucharme.
De hijos a padres