Hay una voz en mi cabeza. Es muy clara y nítida pero…sólo la oigo yo.
Hay una voz en mi cabeza que recita, sin descanso, todos los dichos del refranero popular. Quita. Vete. Calla. Déjame.
Me duelen los brazos. El hacha pesa mucho y empieza a hacer frío.
Hay una voz en mi cabeza que me hace observar mi lengua en el espejo para ver si allí hay pelos o no. Que me ha incitado a construir una cama con ramas de laurel.
Hay una voz en mi cabeza que me ha obligado a comprar un loro y darle chocolate. A atar a mi perro con longanizas. A buscar por toda el pueblo, a ese gato que tiene tres pies. A marear a todas las perdices que me encuentro. Me llaman loco. Quita. Vete. Calla. Déjame.
Ya queda poco…Se me están congelando las manos. Me duelen. Me duelen mucho .Los escalofríos me impiden acertar. Ya se me han congelado las pestañas y la nariz pero…tengo que seguir.
Me lo dice esa voz en mi cabeza. Tengo mucho sueño. Me dormiría. El hacha pesa mucho. Me duermo.
Quita. Vete. Call…
Pobre hombre, dicen en el pueblo. Lo encontraron congelado, aún con el hacha en sus manos.
A sus pies, el árbol caído y un montoncito de leña…