No quisiera contar el asunto de modo muy personal. Pero el caso es que llevo unos días practicando (viendo qué es y cómo funciona) la nueva red social llamada "Quora". Y me parece que -después de los escarceos iniciales que ahora circulan a modo de pruebas- es algo que puede valer la pena y tener un futuro magnífico, si sabemos hacerlo.
La conocí a través de una invitación prácticamente anónima (un seguidor en Twitter) y me animó a entrar dentro un artículo de The Guardian, Quora: the hottest question-and-answer website you've probably never heard of.
En menos de diez días, y sin hacer ningún aspaviento especial, aparte de un par de preguntas, otro par de respuestas o comentarios y algún apoyo y sugerencia, me encuentro que hoy tengo 54 seguidores, mientras yo sigo 63 colegas. Y me encuentro postulando y apoyando que además del inglés, utilicemos en Quora el español como lengua activa, cosa que a los nativos hispanohablantes nos permite ahorrar mucho tiempo y ganar en precisión al hacer preguntas y sobre todo al contestarlas. Aunque sepamos leer y entender y quizá escribir en inglés.
El caso es que al fin encuentro un lugar en el que hay preguntas y respuestas, todas hechas con nombres, apellidos y profesión u ocupación reales. Sin anonimato como Wikipedia, sin seudónimos, y esperemos que sin la liviandad media de Facebook o el jugueteo y la extrema brevedad de Twitter, que siempre envía a otro lugar.
Tiempo al tiempo. De todos modos, conviene agradecer -acabo de leerlo- el trabajo de José Luis Orihuela presentando y comentando Quora a grandes rasgos. Y me congratulo del nivel de los que han decidido unirse a lo que buenamente un servidor pueda hacer en esta red social. Admiro y leo de ordinario de muy buen grado a no pocos de ellos.
Es un reto y desde luego un compromiso poner en negro sobre blanco, en la red, opiniones y saberes más o menos contrastados acerca de cuestiones que interesan a otros. Y es igualmente un reto y compromiso preguntar y hacerlo bien.
Conociendo -aún superficialmente- los inicios y las posibilidades de Quora, me ha venido a la memoria, con insistencia, aquella noción doble tan romana y tan querida por Álvaro D'Ors: la Potestas de quien pregunta para saber, junto a la Auctoritas de quien en principio está en condiciones de responder.
A lo mejor me hago excesivas ilusiones, alguno puede pensar, pero Quora me parece un reto capaz de actualizar, juntas, en esta red social, ese binomio de nociones tan clásicas y necesarias. Y a buen seguro (parece formar parte de su Dna) es posible que Quora recupere también el espíritu racional y la práctica dialogante para saber con verdad, aquel que era practicado en las Quaestiones Disputatae medievales.
Como decía, si esto no se tuerce, Quora puede valer la pena del esfuerzo y la transparencia que supone.