Dije ya, en su día, hablando de Los impostores, que el dibujante Christian Cailleaux era brillante en su estilo, pero que había alcanzado una cota insuperable formando pareja creativa con el polifacético actor y escritor Bernard Giraudeau. Y decía aquello fascinado todavía por la lectura de R97: Los hombres en tierra, una obra de argumento tan tópico como eterno, el largo viaje iniciático alrededor del mundo que vive un joven marinero, pero resuelta con una lustre y excelencia de las que se recuerdan en el tiempo. Y es que Giraudeau parte de unas anécdotas propias para construir un bellísimo relato sobre la madurez que tiene en la mar su eje y cimientos, en esa atracción hipnótica que tiene el largo periplo del marino, que lo convierte en un sin tierra pero también, en un alma solitaria. En su vuelta al globo terráqueo, Theo verá como la esperanza de un amor romántico se irá transformando en la resignación de la realidad cercana, testigo de infinitas historias de amor, tan imposibles algunas como ciertas y tristes otras. Testigo también de lugares maravillosos, legendarios, que se convierten al final en puertos donde olvidar por unos momentos las exigencias de esa severa pareja que es la mar. Del romanticismo visceral del mar de Conrad a las callejuelas de los lupanares más oscuros, del amor virgen al sexo robado. De la esperanza de vida a la muerte en cada esquina.
Cailleaux, sabedor del regalo que le hace Giraudeau, se luce con un trazo vital, con un juego narrativo extraordinario donde cuerpos y lugares se entremezclan, donde el cromatismo exprime las sensaciones y ayuda a sentir ese contraste entre mar y tierra, entre el aislamiento que crea un mundo en sí mismo y esos puertos que parecen casi utopías de leyenda, como extraños momentos de fábula imaginaria frente a la existencia real y omnipresente del barco.
Una obra preciosa, poesía gráfica en estado puro, que por desgracia se publica en España, como ya es costumbre, en un formato reducido que impide explayarse en las bellas planchas de Cailleaux pero que, pese a todo, es tremendamente recomendable.
A ver si dibbuks se anima con la también excelente Les longues traversées, que por desgracia se conviertió en la última obra de la pareja creativa, tras el triste fallecimiento de Giraudeau en julio del año pasado. (3+)