Revista América Latina

Rabia subsidiada

Publicado el 02 marzo 2024 por Jmartoranoster

 ALFREDO CLEMENTE

Después de más de 2 horas de cola para echar gasolina subsidiada, justamente cuando el próximo carro para entrar a la estación era el que estaba delante de mí, llegó la gandola, lo que implicaba 60 minutos o más de espera, ¡Qué salao! Decíamos en mi época.

El chofer -un señor mayor- que está delante de mí se baja y corre hacia el organizador (el mismo que mete a los coleados, a los privilegiados que ni siquiera le corresponde por el número de placa) habló unos minutos con él y regresa molesto, moviendo la cabeza como diciendo, no puede ser.

Salgo del carro, me le acerco y le pregunto: ¿Qué pasó, se va a demorar mucho la gandola? Y me respondió: “ese carajo es un inconsciente, un &@# -señala al organizador- le pido el favor para que me permita poner gasolina por la hora, que mi esposa tiene tratamiento médico, que necesita tomarse unas pastillas y requiere ir al baño, le dije de nuestra condición de viejos de tercera edad y me cortó diciendo: “olvídate viejo, aquí no entra mas nadie, ya llegó la gandola, quédate tranquilo que estás de primero en la cola sino quiere esperar páguela en dólares.”

Mientras el señor me echaba el cuento pasó lo ¡increíble!, el tipo metió dos carros, el señor exclamó “ese &*¥,” cruzó la calle para reclamarle y yo más atrás; que indignación e impotencia al ver que eran dos jóvenes los abusadores, mientras el tipo, el encargado nos gritaba desde lo lejos “tienen que esperar.”

“Es un suplicio esta vaina” expresó el señor muy molesto. Se fue insultando al tipo y lanzando pestes contra el gobierno y Maduro (rabia subsidiada). Les confieso que a veces pienso que pareciera una operación de guerra sicológica llamada “Rabia subsidiada”, ejecutada por muchas de las estaciones que venden gasolina subsidiada en Venezuela. Y me pregunto: ¿Cómo y qué clase de detonantes mentales inoculan en la población para que culpen al Gobierno de cualquier cosa? ¿Por qué la indiferencia?

Creo que no terminamos de entender que todo, absolutamente todo comunica y afecta, que los medios son importantes pero que las mediaciones también lo son y tampoco se entiende. Hemos vivido y sentido como el caos, el desorden, la corrupción, la indolencia causan un daño terrible en la moral de los pueblos y para combatirlo es necesario: ética, orden, limpieza, disciplina, atención esmerada y una comunicación e información asertiva. “Si no se siente no se entiende” Simón Rodríguez.


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