Revista Diario

Rabietas: ahora sé lo que son de Verdad.

Por Mamareciente
Uno no sabe de verdad lo que son las cosas hasta que se ve en la situación. Se las puede imaginar, pero no es lo mismo.

Eso es lo que me ha pasado con las rabietas. Chiquinini se cogió muy pocas, y bastante moderadas. Siempre pudimos reconducir bien la situación. Además tenía dos años y se podía hablar con él. Y había un desencadenante claro. Pero ya digo que fueron muy pocas las rabietas que se cogió.Chiquinina en cambio tuvo su primera rabieta con 12 meses. Me asusté muchísimo pensando que le pasaba algo. Era prácticamente un bebé y pensaba por tanto en que algo le dolía, y no es una rabieta.En las siguientes ocasiones no me asusté tanto porque ya sabía con qué estábamos “lidiando”. Pero cuando escribo esto…puedo decir que estoy frustrada, amargada, preocupada…de todo.Lleva una semana con rabietas casi diarias, y ayer tuvimos tres, por la mañana, a la hora de dormir, y de madrugada. Sí, de madrugada…Se despierta, y se pone como loca.De día suele ser por alguna contrariedad para ella, pero suele coincidir con el hecho de que esté cansada. Quiero decir que por el mismo motivo, en otro momento, no reacciona igual. Pero últimamente está “ a la que salta”. Me tiene en vilo… Pienso que debe estar a disgusto o molesta por algo, quizá porque le estén cuajando varios dientes a la vez. El caso es que son rabietas monumentales, que te dejan hecha un manojo de nervios y que alteran la dinámica del resto de la familia.Empieza a llorar y a gritar “NO”. Todo le parece mal. A veces pide que le alcances algo, pero sólo es para tirarlo con rabia, una y otra vez. Me da manotazos. Se arquea ( hay que tener cuidado para que no se haga daño) y se tensa, y puedes ver en su cuerpo y sus gestos cómo no controla la rabia. ¿Pero por qué? SI me acerco me grita que no, y me echa de su lado. Pero si me alejo también arrecia el llanto. No se distrae con nada y no sabe lo que quiere. He probado a abrazarla con fuerza. He probado mil triquiñuelas. Y también he probado a dejarla en lugar seguro, que llore, pero al poco rato tengo que cogerla de nuevo porque veo que da igual, que sería capaz de tirarse todo el día llorando. Si la cojo llora igual, pero al menos estoy con ella…Todo sin éxito. Al final o nos la llevamos a la calle en la sillita, o en algún momento termina parando sin saber bien por qué. Si la dejas en el suelo se retuerce, patalea, está como fuera de sí…Sinceramente, me asusta, me frustra, me amarga, me preocupa qué pasa por su cabecita, y me da pena, todo a partes iguales.Y sobre todo no sé qué hacer.Y a veces no puedo evitar pensar que con este carácter tan fuerte que tiene, si es así con un año, cómo será con catorce.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas