Seguro que más de una vez, si conduces, yendo por una carretera, al acercarte a un radar fijo, has visto cómo el vehículo que te precede ha frenado bruscamente para evitar ser multado por su exceso de velocidad, reduciendo su velocidad muy por debajo del límite y obligándote a frenar también.
Quizá también hayas vivido otra situación aún más peculiar: el vehículo que va delante de ti empieza a frenar al acercarse al radar, por lo que te dispones a adelantarlo ya que tú circulas a la velocidad correcta, pero no puedes porque otro vehículo que circula con exceso de velocidad se ha colocado paralelo a ti y te impide adelantar al primero.
Y puede que también hayas experimentado la extraña sensación de adelantar al vehículo que ha frenado bruscamente, y en cuanto lo has rebasado, éste empieza a acelerar por haber pasado ya el radar, y te quedas como un tonto en el carril izquierdo mientras te adelantan por la derecha.
Si has padecido alguna de estas tres ocasiones, te doy la bienvenida al club. Si por el contrario has causado una de estas tres situaciones, debes saber que son conductas que ponen en riesgo al resto de conductores, y que están penadas por la ley, o lo que es lo mismo, que como te cacen te pondrán una multa, y no serás el primero ni el último.
Hay que ser consciente de que si bien los radares a veces están en lugares poco justificados (hablamos de radares fijos), los límites están por algo, y si en una carretera convencional con una velocidad genérica de 100 hay un límite a 80 de varios kilómetros, seguramente es porque hay varios cruces e incorporaciones peligrosas, y en un país donde la conciencia social es la de ir a lo que da de sí el coche, hay que regular esta velocidad de alguna forma para permitir mejorar la reacción del conductor.
Todo lo que acabo de hacer podéis comprobarlo en la N-330, a la altura de la Academia General Militar en sentido Zaragoza. Es una vía desdoblada, con una velocidad máxima de 100km/h, que se ve reducida por señalización vertical a 80km/h, debido a que el acceso a la propia Academia y a una urbanización anexa es complejo y peligroso, y para poder garantizar la seguridad hay un radar fijo. Pues bien, el comportamiento general de los conductores es ir a 110 ó 120 km/h hasta cerca del radar, donde frenan brúscamente hasta quedarse a 60 ó 70km/h, y obligando a los conductores que circulan correctamente a 80km/h a interrumpir la normalidad de su marcha. Lo peor de esto es que este comportamiento también lo hacen mucho los autobuses de líneas regulares, como el de Huesca, cuyo conductor, aún con la responsabilidad de llevar viajeros, prefiere poner en peligro sus vidas saltándose a la torera los límites en una zona limitada.
Y por todo esto se ponen multas y no es por afán recaudatorio. Y por todo esto también se reducirá más la velocidad, hasta que aprendamos a comportarnos, y cuando tengamos que pasar por ahí a 50 porque cuando podíamos ir a 80 no lo hacíamos y encima aumentábamos el riesgo, nos acordaremos de esto que he dicho.
Un saludo.