De la mano del joven Carl nos introducimos en la vida y las aventuras de los pobladores del barco. Aquí debo decir que el grupo de actores elegidos es sensacional y que transmiten un buen rollo tremendo al espectador. Personaje y actor se desdibujan un poco y más que una película parece que asistimos a una reunión de colegas en alta mar. Este gran casting hace que la película sea mucho más entretenida y dinámica de lo esperado.
En el barco conviven un puñado de pinchadiscos, un grupo muy variado y peculiar. Los pinchadiscos están, mas o menos, encabezados por “El Conde” (Philip Seymour Hoffman), un locutor mordaz y gamberro, un enamorado de la música y de las mujeres que destaca por su carácter y buen hacer sobre todos los demás. Otro de los pinchadiscos es Simon (Chris O´Dowd) un joven tierno, amable que cree en el amor y al que le rompen el corazón. También conoceremos a Dave (Nick Frost) un capullo arrogante que siempre se burla de los demás y que pasa ampliamente de las convenciones sociales. Mark Medianoche (Tom Wisdon) un joven atractivo y silencioso capaz de ligar con cualquier mujer con solo proponérselo. A este grupo de locutores se les unirá más tarde la rutilante estrella de las ondas Gavin (Rhys Ifans), el mejor pinchadiscos de las islas británicas, que regresa tras triunfar en Estados Unidos. Gavin y El Conde, establecerán una rivalidad/camaradería que alterará de forma significativa la vida en el barco.
Pero las radios piratas como Radio Rock suponen un peligro para la moral y la decencia. Bueno, eso cree el gobierno. Así que emprenden una campaña para terminar y cerrar la emisora. El hombre deseoso de silenciar las ondas es Dormandy (Kenneth Branagh) un ser estirado y temible que deriva a Dominic Julai (Jack Davenport) la tarea de eliminar la emisora.
La verdad es que la película peca un poco de inconsistente porque la línea argumental no está muy bien trazada y es más bien una sucesión de gags, de pequeñas historias en el barco, aderezada con los intentos burocráticos de cerrar la radio y la imagen de los radioyentes. Además la duración de la película se hace un poco pesada, creo que le sobran perfectamente 30 minutos a sus dos horas de duración.En el fondo estamos ante una película que con mucho cariño y nostalgia recrea una época donde las cosas eran mucho más sencillas y el momento en el que se empezaron a complicar. Los habitantes del barco viven en un mundo perfecto con su música, sus drogas, la bebida, las mujeres, la falta de objetivos, de pretensiones... viven para la música. Mientras en tierra firme lo que interesa es el orden, la burocracia, la contención. Es obvio que los pinchadiscos no pueden llevar ese tipo de vida para siempre, es el fin de una era, pero asumirlo es difícil y la música siempre suena aunque los barcos se hundan.
Además de los impresionantes actores y su buen saber hacer la película tiene otro punto a favor, una banda sonora estupenda y maravillosa que recomiendo a todos/as. A mi sirvió para rescatar tres o cuatro canciones del olvido y volver a disfrutarlas. En resumen película entretenida y nostálgica, buenas actuaciones, buena música, excesivo metraje (algo que en los últimos años se da cada vez con mayor frecuencia) y algo inconsistente en la narración pero efectiva y divertida. Echadle un vistazo.