Revista Religión

Rafael Domingo: 10 lecciones de Benedicto XVI

Por Noblejas

Max-planck
Rafael Domingo Oslé publica en CNN un largo y razonado artículo de opinión, del que más abajo recojo un extracto con sus "10 lecciones" aprendidas de Benedicto XVI.

Rafael es catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Navarra y ahora mismo profesor visitante del Centro para el Estudio de la Ley y la Religión de la Facultad de Derecho de la Universidad de Emory en Atlanta. Quizá por eso, su opinión la publica CNN, con sede también en Atlanta...

Benedicto XVI dejará de ser Papa el 28 de febrero, pero no de ser uno de los intelectuales más perspicaces de nuestro tiempo. Un maestro puede dejar de ser Papa, pero no de enseñar. Por eso, quiero compartir las diez lecciones más importantes que he aprendido de Benedicto XVI

No son las mejores aportaciones de Ratzinger a la Teología; tampoco se derivan necesariamente de sus principales hitos como Pontífice. Son sencillamente lecciones de un maestro.

1. La universidad es hogar de nuevas ideas y de diálogo
La universidad es un lugar privilegiado para el nacimiento de nueva ideas y el diálogo interdisciplinar es el método más fecundo para que estas ideas florezcan. De ahí la importancia de que existan campus aislados cuyos profesores y alumnos vivan totalmente inmersos en un debate intelectual estimulante y crítico, una idea que siempre impulsó Ratzinger desde sus comienzos como profesor en la Universidad de Bonn.

2. El mundo necesita el diálogo entre creyentes y no creyentes
El mundo de hoy demanda un diálogo abierto, sereno y equilibrado entre creyentes y no creyentes. Este diálogo será en beneficio de todos. A los creyentes les servirá para purificar el argumento religioso; a los no creyentes, para advertir los límites de la razón positiva, cuya exclusividad enclaustra al ser humano. Su conversación con Jürgen Habermas, otro gran maestro, fue un ejemplo del camino que debe emprenderse para poder dar pasos en esta dirección.

3. La recuperación del "eros"
La necesidad de recuperar para el Cristianismo el genuino concepto de "eros", con el fin de poder aplicarlo a Dios cuyo amor es no sólo donacional, sino también posesivo. Esta sincera reflexión, explicada en su primera encíclica Deus caritas est, ha abierto nuevos derroteros en el campo de la vida contemplativa y en la consideración de la filiación divina, o la consideración de que somos hijos de Dios, como núcleo esencial del mensaje cristiano. Se puede formular de una manera más directa: cuando Dios se empeña en vivir cerca de ti, se le palpa y la fe sobra.

4. El derecho debe abrirse a la transcendencia
Esto no significa que los ordenamientos jurídicos hayan de reconocer la existencia de Dios -¡ese no es su cometido!- pero sí que han de ver en la religión un valor en sí mismo, capaz de dar respuesta a ciertos interrogantes que la razón científica no puede resolver.

5. No existe un ordenamiento jurídico cristiano
Para Benedicto XVI, no hay un sistema legal cristiano, revelado por Dios, sino que lo único que demanda el cristianismo a los ordenamientos jurídicos es que se remitan a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho.

6. Actuar contra la razón, es actuar contra Dios
La lección sexta la constituye el núcleo de su controvertido discurso en Ratisbona, quizás el más importante discurso del Papa, es que el no actuar con el "logos" es contrario a la naturaleza de Dios. Por tanto, no hay incompatibilidad alguna entre razón y fe. " Se trata del encuentro entre fe y razón, entre auténtica ilustración y religión. Partiendo verdaderamente de la íntima naturaleza de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de la naturaleza del pensamiento griego ya fusionado con la fe, Manuel II podía decir: No actuar «con el logos» es contrario a la naturaleza de Dios", dijo en su famoso discurso.

7. Rectificar es de sabios
Por eso, cuando uno se equivoca lo reconoce, aunque sea el Papa. Esta lección la dio el Benedicto con su famosa carta de 2009 con ocasión del caso del obispo Richard Williamson, al que se levantó la excomunión pocos días después de que, en una entrevista con una cadena de televisión sueca, cuestionara la existencia de las cámaras de gas en los campos de concentración nazis, lo que generó una enorme controversia en Internet . En la carta, Ratzinger lamentó los errores de gestión por parte del Vaticano al no haber hecho el uso adecuado de internet. "Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias", escribió entonces.

8. El valor del silencio
El valor positivo del silencio como punto de encuentro con Dios. En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales de 2012, Benedicto XVI escribió que "el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena".

9. Austeridad en uno de los lugares más lujosos
Dentro del Vaticano, uno de los lugares más lujosos y espectaculares del mundo, Benedicto XVI demostró que se puede llevar una vida sencilla, sobria y austera, desprendida de las riquezas materiales, con comidas frugales, largos ratos dedicados a la oración y al silencio, la escritura y el estudio, y una cama de pequeñas dimensiones.

10. No ser más papista que el Papa
La décima y última lección no es la más importante, pero sí la que ha sobrecogido al mundo por inesperada. La opinión pública la ha formulado de la siguiente manera, siguiendo el propio discurso de renuncia papal: el espíritu de servicio es el único fin que ha de buscarse en el desempeño de cualquier cargo público. Por eso, cuando por motivos justificados este servicio pueda quedar deslustrado, es recomendable dejar paso a otros que desempeñen el cargo con más competencia. Me parece, sin embargo, que hay una formulación mucho más sencilla y castiza: No se puede ser más papista que el papa. Por eso, el papa Benedicto XVI no ha querido ser más papista que Benedicto XVI. Y él tenía la profunda convicción moral, desde hace mucho tiempo, de que para la Iglesia era muy conveniente que un papa renunciara. Se dieron las circunstancias. Y lo hizo. ¡Como un campeón!


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