Revista Opinión

Raíces dicotómicas de la agonía existencial

Publicado el 12 junio 2019 por Carlosgu82

Ha llegado el momento de tratar un tema de especial importancia para mí en este momento. Hablo de la tensión espiritual que ha forjado el desarrollo de mi mente; el martillo de fuerza aplastante capaz de destruir todo lo que no resulte vital para el florecimiento del Ser: La agonía existencial.

Comenzaré por definir puntualmente el concepto que utilizaré para efectos prácticos de la presente entrada. La agonía existencial suele estar asociada a una crisis de identidad, donde el sujeto pierde todo sentido de sí mismo y de su propia vida, lo cual conlleva un miedo terrible hacia la muerte. Yo pienso que es necesario identificar los matices que existen entre sus componentes y cómo se relacionan entre sí para comprender cómo es vivida por cada persona (siendo especialmente intensa en los espíritus complejos). Entonces, para mí la agonía existencial es un estado de tensión anímica que experimenta el hombre en el proceso de crearse a sí mismo y su propia vida, es decir, cuando siente cierta desesperanza ante la vista de un horizonte difuso sin saber realmente si ese destino fue elegido por él. ¿De verdad somos libres? ¿Creamos nuestro destino o sólo somos actores y actrices interpretando un papel escrito por alguien más? A continuación, ofreceré detalles adicionales acerca de las raíces dicotómicas de la agonía existencial.

Inconsciente VS Consciencia

Efectivamente, el primer límite para poder crearnos a nosotros mismos es la capacidad que tenemos para poder conocernos a nosotros mismos. El poder abismal del Inconsciente sobre nuestra conducta, emociones y capacidad de asociación de ideas restringe peligrosamente la oportunidad de tener algún «control» sobre nuestra vida. ¿Qué ignoras sobre ti, querido lector? ¿Consideras que ese «algo» que desconoces completa o parcialmente te impide ser tú mismo? ¿Estás condenado a permanecer en ese estado o, por el contrario, puedes conocer aquello que siempre has querido saber sobre ti? La realidad es que es difícil lograr tal nivel de introspección.

El desarrollo psicológico humano parece indicar que necesitamos conocernos a nosotros mismos a través de las relaciones que establecemos con los demás, es decir, «imitando» el comportamiento de algún modelo con el cual nos sentimos identificados (bien sea alguno de los progenitores, un hermano mayor o un profesor). Ese proceso de identificación proyectiva consiste en «tomar prestados» rasgos de la personalidad modelo para desarrollar la nuestra; para estructurar el Yo. Eso demuestra la poca disposición que tenemos para conocernos en virtud de nuestro propio valor y sin ayuda de terceros. ¿Qué elementos psíquicos existen dentro de ti que no sólo no te pertenecen sino que además pueden llegar a bloquearte? Esa cuestión, junto a cualquier otra relacionada con el Inconsciente (no entraré en materia sobre ese tema, por ahora, ya que esa tarea excede la intención original de mi artículo, pero te aseguro que la exploración del Inconsciente es un de los pilares de mi pensamiento), contribuirá en gran medida a tu Desarrollo Espiritual, pero aún quedará mucho por lograr después de este paso.

Ser limitado VS Ser continuo

Como vimos, el ser humano es limitado en cuanto a su capacidad introspectiva. Limitada también es su vida, la cual en raras ocasiones sobrepasa los cien años. Sin embargo, esos límites le confieren estructura y funcionalidad a la mente humana.

El conflicto surge cuando, una vez se ha tomado mayor Consciencia de la individualidad, reconoce que él mismo es un Ser continuo (como la realidad común a todos los seres), es decir, un Ser dinámico capaz de crearse a sí mismo por medio de sus propias decisiones. Por desgracia, el hecho de ser continuo lo vuelve indeterminado (debido a que la continuidad es la dimensión creativa del Ser, no quiere decir que sea eterno porque sabemos que tendrá un final aunque no tengamos certeza de cuál será ese final. Por lo tanto, es posible hablar de un Ser de creación continua e indeterminada más no eterna, como es el caso del hombre) o mejor dicho, hace que su destino sea indeterminado. De ese modo, la agonía existencial que experimenta el hombre al saber que un día morirá, pero sin saber cómo ni cuando, lo lleva a buscar el sentido de su vida según el grado de conocimiento que tenga de sí mismo. No obstante, este proceso apasionante y profundamente revelador vislumbra el siguiente asunto.

Consciencia individual VS Consciencia cósmica

Después de todo el esfuerzo necesario para conformar un Yo estable y verdadero, capaz de ordenar el transcurso caótico de la vida brindándole sentido, aparece la necesidad de superar sus propios límites para poder identificarnos no con otro sujeto (como había sucedido anteriormente en el desarrollo de la personalidad) sino con la totalidad de la existencia, esto es, como auténticos representantes del Todo.

Resumiendo la exposición de confrontaciones necesarias que tienen lugar dentro de la mente del hombre como Ser continuo, creativo y consciente, podemos decir que se trata, en el fondo, de una toma de Consciencia Cósmica frente a las resistencias del Inconsciente. La Consciencia Cósmica es, por lo tanto, la cumbre del Desarrollo Espiritual y principio de la Sabiduría.

El proceso descrito es fruto de una reflexión personal (probablemente, no exenta de influencias externas) cuya principal intención no sólo es estimular tu pensamiento sino impulsarte a tomar acción al respecto. No hablo de una acción cualquiera sino de un cambio trascendental que guíe el curso de tu vida hacia donde realmente quieres llegar. De corazón, espero que lo consigas ya que me sentiré muy feliz de verte triunfar.

Si tuviera que resumir este artículo en una sola frase, sería: «Si eres dueño de ti mismo, serás dueño de tu destino».


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