“El liderazgo es arte y ciencia a la vez. Los métodos analíticos pueden ser útiles en las ciencias, pero el instrumento principal del líder como artista es el mismo y la creatividad que pueda poner en su propia personalidad…El líder, debe tener muy en cuenta la máxima “conócete a ti mismo” para poder gestionar algunos de los efectos perniciosos que puede provocar inconscientemente. “Si el líder no comprende sus propios actos…puede convertirse en portador de problemas y no en quien debe resolverlos” (Bennis y Slater, 1999). Si no existe auto liderazgo (liderazgo interior), no existirá liderazgo, el cual llegue al corazón de su gente, la inspire y motive con fines trascendentes. El líder es manso y humilde de corazón, respetuoso, responsable y honesto, primero consigo mismo y luego con los demás” (Fardella, 2010).
La clave para obrar de adentro hacia afuera, el paradigma de la grandeza primaria, consiste en educar y obedecer a nuestra conciencia, ese don humano exclusivo que distingue la congruencia y la disparidad con los principios (valores) correctos y nos eleva hacia ellos (Covey, 1993). Una persona que tenga una conciencia educada, sabe ser responsable de todo lo que hace en su vida: su tiempo, su talento, su dinero, sus posesiones, sus relaciones, su familia e incluso su propio cuerpo (autonomía, libertad). Reconoce la necesidad de emplear todos sus recursos para fines positivos, y espera que se le considere responsable. Devuelve amabilidad por ofensa y paciencia por impaciencia (respeto, prudencia). Hace aflorar lo mejor en quienes le rodean bendiciendo cuando se la maldice, perdonando y olvidando, avanzando por la vida con alegría, creyendo en la bondad potencial de la gente y en el triunfo final de la verdad (honestidad).
El líder, acepta la responsabilidad para consigo mismo y también el hecho de que solamente usando sus propios poderes puede dar significado a su vida. La productividad es la relación activa y creadora del hombre (líder) para consigo mismo, para con su prójimo y para con la naturaleza. Esta, alude a tres dimensiones y valores que se relacionan: el pensamiento (la razón), el sentimiento (el amor) y, la acción (trabajo productivo) (Fromm, 1982).
La productividad referida a la esfera del pensamiento la manifiesta en la comprensión del mundo a través de la razón y la verdad:
Por el pensamiento disfruta el líder de libertad sin límites, puesto que no reconoce trabas. Puede contener su manifestación, pero no anonadarlo (libertad de pensar). Puesto que tiene la libertad de pensar y de obrar. Sin libre albedrío, el líder y también el hombre seria una maquina. La conciencia es un pensamiento íntimo que le pertenece, como todos los otros pensamientos, según sean sus pensamientos estará su conciencia (libertad de conciencia). Pensamiento y conciencia no son sinónimos. El pensamiento es solo un pequeño aspecto de la conciencia. El pensamiento no puede existir sin la conciencia, pero la conciencia no necesita al pensamiento.
Es Honesto capaz de amar y de construir, de ser libre a través de la verdad y la integridad. La honestidad implica amor a los demás, pero sobre todo amor así mismo, en términos de tranquilidad, libertad y paz interna (Silíceo, 2001). Un líder debe distinguirse por su integridad. Siempre habla y actúa con la verdad, estando presente en él en todo momento y lugar. Esa honestidad mental que caracteriza a los triunfadores, es el magneto natural que el líder emplea sin proponérselo para atraer a sus seguidores, porque todos buscamos siempre la verdad. “La honestidad y transparencia acerca del tipo de autoridad que usan los lideres y la justicia del procedimiento usado en la toma de decisiones, es esencial para lograr el compromiso del equipo” (Abarca, 2002).
Responsabilidad”. Hoy en día suele usarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el exterior. Pero la responsabilidad en su verdadero sentido, es un acto enteramente voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades expresadas o no, de otro ser humano. La responsabilidad no es un deber impuesto a uno desde afuera, sino mi respuesta a algo que siento que me concierne (Fromm, 1966).
La autonomía, dentro de las características de la libertad, implica también la capacidad de elegir con libertad y de gobernarse a sí mismo. Muchas personas permiten que otros individuos, decidan por ellos, pero los autorrealizados (líder) llegan a sus propias decisiones y asumen la responsabilidad por su persona (Maslow, 1970).
Respeto no significa temor y sumisa reverencia; denota, de acuerdo con la raíz de la palabra (respicere = mirar), la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Es obvio que el respeto solo es posible si yo he alcanzado independencia, y solo existe sobre la base de la libertad (Fromm, 1966).
La prudencia consiste en dirigir bien la vida del hombre, esto es, deliberar con corrección acerca de lo que es el bien o el mal para el hombre. La prudencia representa un paso intermedio entre la inteligencia y la personalidad (Sternberg y Ruzgis, 1994), ya que en la intercesión de estos constructos se encuentra la cognición aplicada a la vida diaria. La prudencia es aquel habito que a la vez sostiene y perfecciona el acto humano (Gandolfo, 1994). En relación a la “prudencia” Goleman (1999), expresa que: La zona pre-frontal es la sede de la memoria operativa: la capacidad de prestar atención y registrar cualquier información destacada. Es vital para el entendimiento, la planificación y la toma de decisiones, el razonamiento y el aprendizaje. “Funciona en plenitud cuando la mente está en calma” (Armonía interior).La autorregulación (el manejar los impulsos, además de los sentimientos inquietantes) depende del funcionamiento de los centros emocionales, en tándem con los centros ejecutivos del cerebro en las zonas pre frontales. Estas dos habilidades primarias (manejar impulsos y vérselas con las inquietudes)están en el corazón de cinco aptitudes emocionales:
• Autodominio, manejar efectivamente las emociones y los impulsos perjudiciales. Las personas que poseen esta actitud:
a) Manejan bien los sentimientos impulsivos y las emociones perturbadoras.
b) Se mantienen compuestas, positivas e imperturbables aún en momentos difíciles.
c) Piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a presión.
• Confiabilidad y escrupulosidad, mantener la integridad y ser responsable del desempeño personal. Las personas con esta actitud:
- En cuanto a confiabilidad.
a) Actúan éticamente y están por encima de todo reproche.
b) Inspiran confianza por ser confiables y auténticas.
c) Admiten sus propios errores y enfrentan a otros con sus actos faltos de ética.
d) Defienden las posturas que responden a sus principios, aunque no sean aceptadas.
- En cuanto a escrupulosidad.
a) Cumplen con los compromisos y las promesas.
b) Se hacen responsables de satisfacer los objetivos.
c) Son organizados y cuidadosos en el trabajo.
• Innovación y adaptabilidad, están abiertos a ideas y enfoques novedosos, y son flexibles para reaccionar ante los cambios. Las personas con esta actitud:
- En cuanto a la innovación.
a) Buscan ideas nuevas de muchas fuentes distintas.
b) Hallan soluciones originales para los problemas.
c) Generan ideas nuevas.
d) Adoptan perspectivas novedosas y aceptan riesgos.
- En cuanto a la adaptabilidad.
a) Manejan con desenvoltura exigencias múltiples, prioridades cambiantes y mudanzas rápidas.
b) Adaptan sus reacciones y tácticas a las circunstancias mutantes.
c) Son flexibles en su visión de los hechos.
Lo descrito nos señala que el valor personal la prudencia una de las virtudes cardinales (templanza, moderación y discernimiento), conlleva al valor final de la sabiduría, conducta prudente en la vida.
El líder, se desprende de sus emociones negativas e intenta vivir libres de ellas, no solo por su salud, sino, sobre todo, por su paz interior. Perdonando y tomando una actitud tolerante, comprensiva y compasiva. Perdonar es una opción para hallar la paz y vivir plenamente la vida (Luskin, 2008).
En las esferas del sentimiento, la orientación productiva la expresa a través del amor, esto es, del sentimiento de unión con los hombres, con el trabajo y con la naturaleza:
El “presentimiento” del líder, es el consejo íntimo y oculto de su “sentimiento”. No es una emoción que depende de un estimulo externo, sino, de un sentimiento íntimo que envuelve todo su ser y nace de lo más profundo de su corazón (su espíritu). Goleman (1996) señala que existe una dimensión de la inteligencia personal que está ampliamente mencionada, aunque poco explorada, en las elaboraciones de Gardner (1987): el papel de las emociones. Tradicionalmente los modelos de la inteligencia no han reconocido el hecho de que la racionalidad está guiada y, a veces, inundada por el sentimiento. La psicología ha empezado a reconocer el papel esencial de los sentimientos en el pensamiento (Abarca, 2006).
El “instinto” y su efecto sobre la toma racional de decisiones. “El enfoque racional proporciona un marco de acción, lo cual garantiza que nada se omita, que se eviten dificultades y que se apliquen las mejores prácticas. El enfoque intuitivo aporta la inspiración, el discernimiento y el instinto necesario para identificar y explorar las mejores opciones” (Kourdi, 2009). Nuestros sentimientos intuitivos guían nuestra toma de decisiones hasta el punto en que nuestra mente consciente es capaz de hacer buenas elecciones (Hayashi, 2001). El corazón no es solo una bomba; es un órgano que siente y piensa. Pero a diferencia de la mente racional, piensa y siente intuitiva y creativamente con amor y compasión (Chopra, 2008). Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de el mana la vida Pr. 4:23. Porque la vida de la carne en la sangre esta,…Lv. 17:11.
La sabiduría, es el conocimiento de aquellas realidades que están por encima del hombre: la ciencia teórica y, de un modo especial, la metafísica. Precisamente en el ejercicio de esta virtud, que constituye la perfección de la actividad contemplativa, el hombre (líder) alcanza la máxima felicidad y llega a rozar lo divino (Reale y Antiseri, 1988).
La libertad, en el sentido de no tener impedimentos de verse libre del anhelo de tener cosas y del propio ego, es la condición para amar y ser productivo. Es la condición necesaria tanto para la felicidad como para la virtud (Fromm, 1966).
La confianza, solo es ganada con verdad que nace de la honestidad y con ella la armonía interior, que implica paz interior, de la cual se deriva la seguridad, Fe. Una seguridad que solo puede surgir del interior del ser. Es un rasgo espiritual no terrenal (Weiss, 2003). La seguridad deriva de la Paz interior (armonía Interior) y del conocimiento de nuestra esencia autentica, que es espiritual.
Ama a tu prójimo como a ti mismo, implica que el respeto por la propia integridad y unicidad, el amor y la comprensión del propio sí mismo, no pueden separarse del respeto, el amor y la comprensión del otro individuo. El amor a sí mismo está inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser. El amor es la fuerza principal para cualquier acción y la base más sólida de cualquier relación humana (Fromm, 1994). “Quien conoce la verdad conoce aquella luz, y quien conoce aquella luz conoce la eternidad. El amor es lo que conoce” (San Agustín de Hipona, 1988).
La productividad respecto a la esfera de la acción la manifiesta en el trabajo productivo, es decir, en la labor realizada para su propio bienestar y el de los demás:
La experiencia de la unión, con el hombre, o, desde un punto de vista religioso, con Dios, no es en modo alguno irracional. Es el conocimiento de que nunca “captaremos” el secreto del hombre y del universo, pero que podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar. Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes. Constituyen un síndrome de actitudes que se encuentran en la persona madura (líder); esto es, en la persona que desarrolla productivamente sus propios talentos, que solo desea poseer los que ha ganado con su trabajo, que ha renunciado a los sueños narcisistas de omnisapiencia y omnipotencia, que ha adquirido humildad basada en esa fuerza interior que solo la genuina actividad productividad puede proporcionar (Fromm, 1994).
La “actividad productiva” se caracteriza por el intercambio rítmico de la actividad y el reposo. El trabajo (la acción), el amor (sentimiento) y el pensamiento productivo son posibles únicamente si la persona (líder) puede estar, cuando es necesario, sosegado (armonía interior) y solo consigo mismo (libre de pensamientos). Ser capaz de prestar atención a sí mismo es un requisito previo para tener la capacidad de prestar atención a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros (Fromm, 1966). El acto de acción productiva del líder en todos los ámbitos de su vida es, cuando el “yo interno” la acción realizada por el “yo”, y el destino de esa acción, son un todo único e indivisible.
Sus valores personales finales: la libertad, en el sentido de no tener impedimentos de verse libre del anhelo de tener cosas, del propio ego y de su propio cuerpo, es la condición para amar y ser productivo (no apego). Esta les permite aislarse del caos que rodea a otros, son creativos y espontáneos. La autonomía, implica la capacidad de elegir con libertad y de gobernarse a sí mismo, autodominio, es el dominio de uno mismo durante los estados de placer, de dolor y de cansancio, cuando uno está sometido a la presión de las pasiones y de los impulsos; la armonía interior, esa paz que nace de un sentimiento interior, que sobrepasa todo entendimiento y que guarda los pensamientos y sentimientos del líder. Con esta seguridad, llega a sus propias decisiones y asume la responsabilidad por su persona, proyecta un alto grado de confianza. Confía en ella misma, en su misión en la vida, en los demás y en la naturaleza; la sabiduría, la irradia y está presente en todos los procesos de su pensamiento (razón), y en la esfera de la acción manifestada en su trabajo productivo. La cual, se ve reflejada en actitudes y comportamientos prudentes con sus semejantes y la naturaleza.
De sus valores personales finales, que son las raíces de su corazón, siente, que su vida tiene sentido y al mismo tiempo su realización personal y felicidad. Esto lo logra usando y desarrollando sus propios poderes:
- La productividad referida a la esfera del pensamiento se manifiesta en los faros de luz de su conciencia, sus valores personales instrumentales, intrapersonales: respeto, responsabilidad y honestidad, que los conllevan a irradiar alegría y capacidad de perdonar.
- En las esferas del sentimiento la orientación productiva se expresa a través de las raíces de su corazón, sus valores personales finales intrapersonales: libertad, armonía interior y sabiduría, que lo conllevan a la realización personal y felicidad.
- La productividad respecto a la esfera de la acción se manifiesta en el trabajo productivo, es decir, en la labor realizada para su propio bienestar y el de los demás, con sus valores personales instrumentales, interpersonales, del respeto (prudencia) , la responsabilidad (autónomos) y de la honestidad (la verdad), en todas sus actitudes y comportamientos.
La clave del líder para obrar de adentro hacia afuera, es el consejo íntimo y oculto de su sentimiento. No es una emoción que depende de un estimulo externo, sino, de un sentimiento íntimo que envuelve todo su ser y nace de lo más profundo de su corazón (su espíritu). Sus pensamientos están guiados e inundados por sus sentimientos, estos, son las raíces de las cuales brotan los faros de luz de su conciencia. El es manso y humilde de corazón, no es inferior a los demás, sino que, se siente libre de su propia importancia. Entraña una forma distinta de dirigir a las personas, en la que el modelo de eficacia se ve superado por la fecundidad, consecuencia de desarrollar el talento de los miembros de la organización en un ambiente de confianza y fomento de la creatividad (Stein, 2003).
Su presencia irradia, una comunicación espontánea, confianza mutua, sabe escuchar, inspira (motiva) y persuade. Guía el desarrollo de la creatividad y la innovación, tiene un comportamiento asertivo y logra colaboración. Su valentía y esfuerzo nace de un poder interior trascendente, porque sabe, que está sirviendo a fines superiores.
José Salvador Fardella Rozas