Había una vez un equipo que calificó a los playoffs y cayó de manera honorable ante los Houston Texans en la ronda de Wild Card sin su QB titular. Un equipo prometedor con un quarterback candidato al MVP y otro ganador del NFL Defensive Player of the Year.
Todo eso fue en 2016. A tan sólo dos años de aquel equipo, poco o nada queda de los prometedores Raiders.
Al Davis le dio muchísimo al football y a los Raiders, lamentablemente al final de su carrera le quitó gran parte de esa gloria con decisiones muy controversiales, entre las cuales estuvo, en su momento, cambiar al coach Jon Gruden por un paquete de picks, como si de un jugador se tratara. En el mismo rumbo, ahora su hijo Mark Davis buscó por años a Jon Gruden hasta que este aceptó salir de la cabina de televisión para volver a Oakland, eso sí, con un salario digno de un jugador estrella en la NFL: 100 millones de dólares por diez años.
Su salario no es el problema, sino sobreestimar a un entrenador que tenía una década sin ejercer su profesión y que ni en su momento fue considerado un Hall of Famer. Su salario solamente es superado por Bill Belihick quien según Chris Morstensen de ESPN, ronda entre los 10 y 12 millones de dólares anuales. Claro que Belichick tiene una gran historia como entrenador y además hace las funciones de General Manager.
A sólo dos años de aquella campaña mágica, que regresó un poco de la magia histórica del equipo, una vez más han caído en su propio Black Hole. Los Raiders no tienen pies ni cabeza, sólo discordias; jugadores rotos física y emocionalmente. También una sonrisa de parte de Gruden, con cara de que no pasa nada en el equipo y que todo está bien: una sonrisa que perfeccionó detrás de la pantalla chica.
Jack Del Rio tuvo un récord de 25-23 en tres años con los Raiders. En 2015 mejoró el récord del equipo de 3-13 a 7-9, para el 2016 calificó al equipo por primera vez desde 2002 con marca de 12-4; y finalmente por un mal mes (diciembre) en 2017, con cuatro derrotas seguidas, terminó con un récord de 6-10.
Para un equipo que no había calificado a los Playoffs en más de una década, un récord de 25-23 en tres años debería ser suficiente para otra oportunidad. Oakland tenía el suficiente material humano para construir un buen proyecto, pero los Raiders hace mucho que dejaron de ser una organización lógica y funcional.
En su lugar optaron por traer a Gruden por un megacontrato y comprometerse a largo plazo gracias al mega plan de mudanza a Las Vegas en 2020, el cual le dará al equipo y a Mark Davis ganancias astronómicas, explotando la plaza, la marca del equipo y la marca que representa por sí mismo Jon Gruden.
Aunque el coach no lo diga abiertamente, este equipo está en reconstrucción. Khalil Mack fue el primero; de Amari Cooper se ha dicho esta semana que se encuentra en el trade block y es cuestión de tiempo para que los Raiders o bien cambien a Derek Carr o lo corten a final de temporada para ahorrarse el gran contrato que trae consigo.
La comunicación es un tema muy importante en cualquier aspecto de la vida, en la NFL también lo es, la última vez que Jon Gruden dirigió a un equipo fue en 2008, desde entonces muchos aspectos de la NFL han cambiado: actitudes de los jugadores, rutinas, redes sociales, entre otros.
Regresar luego de diez años y sacudir un vestidor tan joven como el de los Raiders representa un choque inminente en el tema de la comunicación, Jon Gruden es un un coach de la vieja escuela y, a diferencia de un tipo como Bill Belichick (que será el más viejo, serio y nada divertido), ha estado ahí día a día con los jóvenes, adaptándose y moldeándolos a su manera. No es el caso de Gruden.
Gruden no sólo necesita ayuda y experiencia, sino un puente entre él y la juventud con la cual ha quedado desfasado durante una década. De acuerdo a Jimmy Kempski del portal phillyvoice.com los Raiders pasaron de la posición 17 a ser el equipo más viejo de la liga en 2018, con promedio de edad de 27.4 años.
Jon Gruden y Derek Carr en la temporada 2018.La comunicación claramente no fue buena con Mack, mientras que con Carr, aunque ambos digan lo contrario en conferencias de prensa, tampoco se ve reflejado. Carr ha empeorado en su toma de decisiones con el esquema de Gruden, en un enfoque más horizontal en relación con el que venía manejando, más vertical y donde Amari Cooper había tenido mejores números.
Si bien su porcentaje de pases completos al momento es de 71%, mucho mejor que el conseguido en 2016 con 63.8%, gracias a los pases cortos horizontales sus intercepciones ya son 8 en poco más de un cuarto de temporada (en 2016 solo tuvo 6) y esta a cinco de su peor registro (conseguido en 2015 y 2017). La línea ofensiva de los Raiders tampoco ayuda mucho, pues lleva 17 sacks, en 2016 sólo permitió 16 y en su peor año (2015) tuvo 31, claramente su lectura del juego se está complicando con el sistema de Gruden.
La defensiva de los Raiders es el tema que más se ha mencionado sobre este mal paso: apenas 7 sacks conseguidos, el peor número de la liga, empatados con Giants y Patriots. Khalil Mack por sí solo tiene 6 sacks al momento y 4 balones sueltos forzados: los Raiders tienen 3, sólo Falcons y Jaguars son peores (1).
¿Creen que Odell Beckham Jr. (Giants) tiene una muy mala temporada? 45 recepciones, 506 yardas y 1 touchdown, son números bajos, es verdad, pero veamos los de Amari Cooper: 22 recepciones, 280 yardas y 1 touchdown. Son números basura para una selección de primera ronda.
Algunos piensan que Cooper ha perdido la pasión por el juego, que no le gusta mucho el football o que no tiene disciplina ante un tipo de la vieja guardia como Gruden. Podría comprar el argumento si no supiera que Cooper estuvo bajo las órdenes del segundo head coach más amargado de la historia después de Belichick, Nick Saban en Alabama, y lo hizo de maravilla.
Por si aún no están convencidos de que los Raiders están en “modo 2020”, Derrick Johnson acaba de ser despedido y Karl Joseph, primera ronda de 2016, también está en venta al mejor postor. Este equipo de alguna manera ha tirado la toalla: son malos, y con los movimientos que planean hacer en las próximas semanas serán aún más malos.
Lo siento mucho por los fans de los Raiders, pero son los nuevos Browns y podrían haber estado pensando en un 0-16 de no ser por una pequeña ayudadita de los árbitros ante Cleveland. Los Raiders acumularán la mayor cantidad posible de picks de Draft, ahorrarán todo el dinero que puedan con tantos cambios a la vista por la mudanza a Las Vegas y, por si fuera poco, enfrentan una demanda que podría no sólo dejar al equipo sin hogar para 2019, incluso crecen los rumores de que la ciudad busca quitarles la marca de Raiders como le pasó a los Browns-Ravens con la mudanza de Art Modell.
Si son fans de los Raiders, prepárense, porque “Winter is Coming” y será un largo, largo invierno.