Por suerte, esta pareja de arquitectos decidió donar al museo Nacional de Arquitectura de su país sus planos y dibujos, por lo que hoy podemos disfrutarlos. Un ejemplo es el arriba mostrado. Podemos apreciar como con unos fáciles cálculos se puede mostrar una cónica simple, elegante y precisa, que habla mucho mejor del proyecto que muchas de nuestras esforzadas vistas tridimensionales, que terminan por ser inexpresivas. También advertimos la mano entrenada, ese gesto natural que sabe de forma instintiva cuando parar el lápiz, cuando frenar la línea.
También vemos el poder de una buena maqueta, en este caso seccionada. Con ellas enseñan todas las posibilidades del proyecto, se puede analizar a la perfección las entradas de luz, el peso del edificio y cómo tratar el suelo. Toda una eterna clase magistral.
P.D. Perdón por la mala calidad de las imágenes, es todo lo que logré con el teléfono.