Rainbow Rising, la evolución del rock.

El dinero puede mantener las relaciones unidas durante un tiempo, pero nunca puede ser el motor que mueve la vida de un artista, sobre todo cuando ya ha alcanzado determinadas cotas de éxito y tiene dinero de sobra. Este fue el caso de Ritchie Blackmore, guitarrista de Deep Purple desde su fundación en 1968 hasta 1975, cuando decide que la orientación artística que lleva el grupo desde hace tiempo no le convence y quiere probar algo nuevo, a esto hay que añadir su legendario mal carácter, por lo visto tan solo comparable a su habilidad con las seis cuerdas. Es entonces cuando fundaría la banda Rainbow en colaboración con los miembros del grupo Elf, grupo que había servido de apoyo a Deep Purple en su gira americana de 1974 y con los que coincidió en los Musicland Studios de Munich, todos menos el guitarrista, claro. Con ellos grabaría el primer álbum titulado “Ritchie Blackmore’s Rainbow”, un buen disco en general pero manifiestamente mejorable tratándose de un artista de su nivel. Para el siguiente disco solo quedarían de la formación anterior el propio Blackmore y el cantante, Ronnie James Dio. Es entonces cuando se incorporan el batería Cozy Powell, el bajista Jimmy Bain y el teclista Tony Carey, la formación que grabaría “Rainbow Rising”, uno de los mejores discos de la historia del rock. A las habilidades como guitarrista de Blackmore se unieron las de Dio como vocalista, sin duda uno de los más grandes a pesar de su corta estatura, y las de Powell como batería, siendo esta la base creativa y diferenciadora de la banda. Está claro que sobre gustos no hay nada escrito y habrá quien los considere a cada uno el mejor en lo suyo o a quien les parezcan del montón, pero lo que está claro es que cada uno de ellos supuso un antes y un después y a los tres les sigue una pléyade propia de imitadores o “recreadores”.

A esas alturas de la película la verdad es que en el rock estaba casi todo inventado y que las bandas míticas de finales de los sesenta y comienzos de los setenta, (Led Zeppelin, Deep Purple, The Who, etc) comienzan a acusar ciertos síntomas de agotamiento. No es de extrañar entonces la buena acogida que tuvo el segundo álbum de Rainbow. En mi opinión “Rainbow Rising” supone un salto evolutivo, la creación de un nuevo estilo dentro del hard rock. Entran en juego la épica y el neoclasicismo que tanto juego darían a muchas bandas durante los ochenta. De alguna manera Rainbow serían los creadores de la esencia heavy metal más clásica gracias al virtuosismo de Blackmore, las acrobacias vocales de Dio y la demoledora base rítmica de Powell. Sin olvidar que sería Dio el que pusiera de moda eso de sacar los cuernos cada dos por tres…

Rising es una pieza clave dentro del heavy metal neoclásico, con líricas de carácter épico, riffs y melodías densas, una de las más impresionantes portadas y una de las mejores formaciones que se puedan recordar. Cuenta con grandes temas como “Starstruck”, “A Light in the Black”, “Tarot Woman” o “Stargazer”. La canción más recordada del álbum es sin duda esta última, uno de los temas más reconocidos de Rainbow y considerada por muchos como su mejor canción. Cuenta con la participación de la Orquesta Filarmónica de Múnich.

En el Reino Unido el álbum alcanzó el #6 del ranking. En la primera edición de la Revista “Kerrang!”, en Junio de 1981, Rising fue votado como el álbum #1 de todos los tiempos.

Lo mejor de todo es escucharlo de cabo a rabo y tratar de ponerse en el pellejo de los que descubrían hace 38 años que se podía hacer rock de una manera diferente, subirse a lomos del teclado de Tony Carey al comienzo de “Tarot Woman” y no bajarse hasta que se agota la música al final de “A Light in the Black” ¡Que lo disfrutéis!

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