Una de las curiosidades de nuestro viaje a Raja Ampat fue ver tiburones.
En Pulau Wayag nos encontramos tiburones de puntas negras. Las aguas de Raja Ampat están pobladas de ejemplares de esta especie. La mayoría de ellos apenas llegan a medir un metro de largo, no es que sean muy impresionantes.
Esta especie no se encuenta en peligro de extinción y su carne se puede comer, así que por extraño que parezca se pueden pescar. Se alimentan básicamente de peces, una buena forma de atraparlos es utilizando como cebo pequeños peces muertos aún frescos.
Los de Conservación Internacional nos indicaron que algunos tiburones de la zona estaban marcados para investigación y seguimiento, el resto se podían pescar. No sabemos si alguna vez pescaron alguno y se lo merendaron de cena, pero ese día se quedaron con las ganas.
Al parecer, la técnica de pesca más efectiva consiste en excitarlos y atraerlos hasta la playa, donde el ansia por morder el cebo los lleva a salir del agua y a quedarse anclados en la arena. No obstante, pudimos apreciar que son bastante listos y no se dejan engañar fácilmente. Una vez en la superficie no se pueden mover así que son más vulnerables. El cazador cazado.
Dentro del agua se mueven increiblemente rápido y son escurridizos, así que imposible atraparlos.
Se supone que este tipo de tiburones resultan inofensivos y presentan poco peligro para los nadadores y buceadores, siempre que uno no vaya por ahí sangrando ni se les provoque. Permaneciendo a una distancia prudencial, hasta se muestran tímidos. Ya sé lo que os estáis preguntando. Sí, hubo huevos a bañarse con tiburones. :-)
Una buena anécdota que nos llevamos del viaje, sí señor.