No hay duda de que hoy los ricos son más ricos y los pobres más pobres. La clase media ha bajado de escalón y muchos se han despeñado, aceleradamente, a la clase baja, con la crisis. Todo esto, gracias a las medidas tomadas por el anterior gobierno y a las que está tomando el nuevo.
Esta afirmación que cualquier observador admite como cierta se comprueba con hechos. El último que he conocido es la marcha de la industria automovilística. Mientras que se han vendido un 17,7% de coches menos que el año anterior, los automóviles de lujo han crecido un 83,1% en 2011 sobre las ventas en 2010. Hecho elocuente por si solo.
Y lo grave no es lo pasado, sino lo que está pasando y pasará. Así, mientras el gran Rajoy sigue “missing” (¿recuerdan ustedes cuando dijo aquello de que se comprometía a explicar las medidas que tomara?), sus ministros nos tratan de explicar, cada uno a su manera, que esa subida del déficit “no esperada” está justificando el incumplimiento de sus promesas, como es el caso de la subida de impuestos, por cierto, el mayor aumento que alcanzo a recordar.
Además, Montoro el magnífico, nos dice que el jueves habrá más medidas. Y ya nos tememos que estén dispuestos a vender lo poco que queda de empresas o entes públicos en este país. Ese parece que será el próximo paso, junto a la reforma laboral –para echarse a temblar—, que al final será la que defiende la CEOE, o sea despidos más baratos. Esperando para después de las elecciones andaluzas, la posible subida del IVA, la creación de un banco malo y otras fruslerías.
Siendo graves y muy perjudiciales las medidas tomadas, no debemos olvidar cómo se han tomado. En palabras del propio ministro de Economía, la subida del IRPF si no la hubieran hecho ellos, se la habrían impuesto otros. O sea, que están aceptando que acatan órdenes de fuera, de los famosos Mercados. Total que como ya imaginábamos somos unos “mandaos”, vía Berlín. Al menos, debemos reconocer la sinceridad, si no el descaro, del ministro al reconocer este hecho. Justo lo que habían criticado del gobierno anterior. Una vez más, “donde dije digo, digo Diego”. Ya saben, ese refrán que le sale tan mal a Rajoy.
Además de las subidas de impuestos, no deberíamos olvidar que el nuevo gobierno está reestructurando su organigrama, habiendo bajado el número de ministerios. De esta nueva organización estamos empezando a saber cómo quedan las secretarías, subsecretarías y direcciones generales. Y no perdamos vista de lo que está ocurriendo, porque nos puede dar pistas de la importancia que da este gobierno a los asuntos de su responsabilidad.
El hecho de que desaparezca el Ministerio de Cultura y se quede como una pata de un macroministerio cuya competencia recae en una secretaría de Estado ya es un síntoma de la importancia que le da este gobierno a la cultura. Pero, la cosa no se queda ahí, ahora resulta que se han cargado la dirección general del libro y una parte de sus competencias se las lleva la dirección general de Política e Industrias Culturales y del Libro.
Así es cómo ve los libros este gobierno, como una industria, para ellos la cultura es negocio, lo demás zarandajas. Después de que el anterior gobierno se cargara la Biblioteca Nacional como ente autónomo, ahora la dirección del libro ha dejado de existir como tal. Éste es el país que nuestros gobernantes quieren. Un país donde predomine la Industria, el dinero. Donde la cultura sea subsidiaria y tenga una importancia menor. Donde los libros sean objetos mercantiles, sin más valor que el del dinero. ¡Qué tristeza!
Salud y República