Contraprogramar parece necesario en los tiempos que corren, a veces se consiguen resultados positivos y otros no tanto, los asesosres tienen que ganarse el sueldo. Rajoy se reunió con 100 individuos, pymes y emprendedores para decir que estaba al lado de ellos, que eran la modernidad. El mensaje de la contraprogramación popular es que el PP está con los pobres, los trabajadores, pensionistas, jóvenes (¿mujeres?) las pymes y los emprendedores. Se entiende que al otro lado, en su estrategia, el Gobierno y el PSOE están con los ricos y grandes empresarios, banqueros y multinacionales. Mensaje a veces coincidente con parte de la extrema izquierda.
Sin duda la salida de la crisis pasará por muchos caminos, uno de ellos el impulso generalizado desde todas las esquinas legales y políticas de la puesta en valor de la innovación, de la educación, de potenciar espíritu emprendedor en el mercado productivo. En la vida real eso debe traducirse en mayores inversiones tanto públicas como privadas en I+D+i, en potenciar la formación profesional, en dar un tratamiento diferente en algunos aspectos a las universidades, probablemente en reducir su número y dar prioridad a algunas selectas, en conseguir mayores créditos para capital riesgo, minicréditos para emprendedoras...
También pasa por desviar hacia estos sectores de modernidad, recursos que ahora llegan a las grandes empresas en forma de subvenciones, claras o disfrazadas, como las nucleares o hidroeléctricas que mantienen concesiones casi gratuitas desde el franquismo, o pasa por despegar tanta sanguijuela de las tetas del Estado, tipo Gürtell, etc.
Bien, pues ahora que el PP se da cuenta de esta historia, podemos recordar lo que hizo en su etapa de gobierno. A grandes rasgos hizo todo lo contrario de lo que ahora predica, lo cual fue una de las causas del inicio y potenciación de la crisis económica española, tan mal gestionada, dirigida y explicada por el PSOE. ¿Serán estos olvidos una causa de la desafección ciudadana por los políticos?
En los gobiernos del PP de Aznar, no había dinero para I+D+i, no había créditos para los emprendedores, ni siquiera había créditos para la industria o servicios, salvo que estuvieran vinculadas a la construcción, daba igual que fueran medianos, grandes o pequeños, se inflaron a dar créditos a las familias para que los gastaran en el sector inmobiliario y así beneficiar a lo más carca del capitalismo español. Toda la fuerza desplegada por el PP se dirigió al suelo y ladrillos, a las empresas de la construcción y especuladores de suelo, y no hace falta incidir en que este sector es de los más atrasados, de los que menos valor y tecnología incorpora, de los que menos mano de obra cualificada necesita.
Los recursos del Estado fueron destinados a potenciar el crecimiento desaforado de la burbuja, los esfuerzos políticos y legales, contribuyeron a potenciar que los recursos privados fueran dedicados a suelos y ladrillos. Se abandonaron otros sectores productivos, se potenció que los jóvenes trabajaran en la construcción abandonando sus estudios, el abandono escolar aumentó vertiginosamente, para qué estudiar, en ese sector no era necesario. Sector que llegó a tener un peso de alrededor del 15% del PIB español, cuando en EEUU era del 5%, y eso que era también un país que tuvo una burbuja inmobiliaria. Y ahora si te he visto no me acuerdo. Toda la culpa de Zapatero. Dios que poca memoria tenemos.