Reponen nuevamente en TVE “El Hombre y la tierra” de Félix Rodríguez de la Fuente, serie en la aparecen los muflones macho embistiéndose lenta e incansablemente con sus enormes cuernos retorcidos hasta que uno, que parece el más torpón, vence y se hace dueño de la manada.
Podría verse en él a Mariano Rajoy, que se ha enfrentado sin descanso contra otros combatientes con los que perdía a veces, hasta que creció su cornamenta, resistió a todos los rivales, y los sometió.
Hay una mezcla de fortaleza y determinación, de cabezonería, en la historia de este muflón jefe que desde hace 32 años ha luchado contra rivales de su propia manada y de la manada rival, a los que finalmente desmadejó.
Provocó risas al hablar de los “hilillos como de plastilina” que salían del casco del Prestige, hundido a miles de metros, y chirigota cuando evocó a su primo físico que duda del cambio climático antropogénico.
Pero los hilillos de chapapote quizás salgan aún del barco hundido, y del cambio climático antropogénico pregúntele usted a los mineros de Asturias-León que, apoyados ahora por los neoecologistas del PSOE e IU, exigen seguir contaminando con malísimos humos.
Aparte de que ya casi nadie habla de aquella histeria climática que hasta provocó suicidios. Y pregúntese usted mismo sobre su coche o sus electrodomésticos, que consumen menos ahora, pero porque hay poco dinero.
Rajoy parece tener, simplemente, sentido común, y así consiguió para las cajas de ahorros, hoy bancos, un gigantesco crédito-rescate sin que Bruselas imponga la subida del IVA o la reducción de las prestaciones sociales en España.
Bruselas sabe que la cornamenta del muflón hará lo que su portador cree que es su deber de jefe de manada: subir el IVA y bajar las prestaciones sociales.
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