Mariano Rajoy ha iniciado su camino a La Moncloa con mal pie. En la reunión del Comité Ejecutivo del Partido Popular su figura quedó ayer eclipsada por la larga sombra de José María Aznar, que todo lo contamina, y su lento peregrinar hacia el centro ideológico ha demostrado ser una mentira más, al hacer público que dialogará con todas las formaciones políticas, con la excepción de Amaiur. Mal precedente como demócrata al negar la representatividad legítima a más de 330.00 ciudadanos y ciudadanas, y un paso atrás en el avance hacia la normalización política en Euskadi. Rajoy gobernará en el ámbito político bajo la batuta de la extrema derecha, que se esconde al cobijo de las siglas del Partido Popular, y en el terreno económico actuará al dictado de Angela Merkel y el Banco Central Europeo. No estamos ante un líder, ni ante un estratega. Mariano sólo será un títere en manos ajenas y responderá fielmente a los intereses oscuros de los mercados. Poco más o menos como ha hecho Zapatero. Su autonomía será tan reducida como a él le gustaría que fuera el autogobierno vasco. El futuro se presenta negro y antes o después muchas de las personas que han votado Partido Popular se arrepentirán de su decisión. Tiempo al tiempo.