Revista Historia
Cuenta la leyenda que Alfonso VI, rey de Castilla y de León, fue obligado por Rodrigo Diaz de Vivar "El Cid" a jurar ante Dios no haber participado, ordenado, aconsejando ni proyectado la muerte de su hermano, el también rey Sancho II. Dicha leyenda nos cuenta que el juramento real se llevó a cabo en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos en las postrimerías del siglo XI. Alfonso VI juró sobre las Sagradas Escrituras e inmediatamente desterró de Castilla al caballero que osó ponerle en tal delicado brete. El juramento real inmunizó a Alfonso VI y las culpas recayeron sobre un tal Vellido Dolfos, un noble leonés fiel a Alfonso VI. Aquí paz y después gloria.
Hoy, casi mil años después de lo de Santa Gadea, el mundo entero ha podido comprobar como otro juramento pretende inmunizar al ciudadano Rajoy. Al igual que Alfonso VI lo hizo en relación con la muerte de su hermano Sancho, Mariano Rajoy ha negado en sede judicial y bajo juramento haber conocido, participado, ordenado, proyectado o autorizado la existencia de una financiación irregular en el seno del partido politico del que forma parte importante desde hace 36 años. Declaraciones de terceras personas, y un sin fin de documentos admitidos por los jueces apuntan a que Rajoy ha mentido o al menos no ha dicho la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Solo le ha faltado a Rajoy, emulado al rey Alfonso VI, dirigirse con paso marcial a los abogados de la acusación y comunicarles su destierro a Venezuela, cosa que de poder hacer seguramente habría hecho con sumo gusto.
Dice Rajoy que él no entiende de números, que lo suyo es la acción política, afirmación que a buen seguro habrá causado estrepitosas carcajadas a Puigdemont, Tardá y compañía. Dice Rajoy que nunca supo como se financiaban las campañas electorales que él mismo diseñaba y dirigía, ni tampoco el importe a ellas destinado, que eso de las pelas lo llevaban otros, que él a lo politico. Rajoy diseñaba y programaba actos electorales sin tener ni idea del coste de los mismos ni de donde salía el dinero para pagar las facturas, otros pagaban y él nunca se interesó ni en saber cuanto gastaba. Al final la contabilidad siempre cuadraba, según el tesorero Bárcenas cuadraba la contable y la "extracontable". Aquí paz y después gloria.
En fin, una vergüenza la total declaración de Rajoy. No se si reír o llorar.
Una cosa si quiero significar ahora, al menos en lo relativo a su viaje de "relax" a Canarias, para recuperarse de la derrota que le infringió Zapatero en 2004, Rajoy no ha dicho la verdad. Ha dicho, bajo juramento, que "hasta donde él sabe" (muy cuco él) los gastos de dicho viaje los pagó el Partido Popular. Hoy El Plural lo desmiente, aportando documentación suficiente; el viaje, los billetes de avión de Rajoy, los pagó el Congreso de los Diputados, osea todos nosotros, no su partido. Lo que aún no se sabe es quién pagó los billetes de su esposa e hijo ni la estancia de nueve días en el hotel Villa Edén. Lo que si es cierto, y Rajoy ha reconocido hoy, es que él no pago ni un duro. Como publica El Plural: "...en el sumario están recogidos los vales del Congreso de los Diputados que sirvieron para pagar el viaje a Rajoy y están las facturas pagadas por Moncloa a la escolta del hoy presidente del Gobierno. Sin embargo, ni Rajoy ni el PP han sido capaces en 13 años de enseñar las facturas que demostrarían que el partido habría pagado el viaje su familia y que demostraría que no corrió a cargo de Pasadena Viajes, la agencia de la trama Gürtel".
Pues eso, aquí paz y después gloria.
Benito Sacaluga