Que Mariano Rajoy incumpla su compromiso de no subir el IVA o que quebrante su programa electoral por imposición de la UE merece la comprensión ciudadana, pero que traicione las promesas políticas que lo llevaron al poder podría tomarse como engaño premeditado.
Es el caso reciente del voto del PP a favor de la inmersión en catalán de los hijos de militares destinados temporalmente en Cataluña, de manera que esos niños no recibirán obligatoriamente clases en castellano.
El PP se comprometió a garantizar la enseñanza en español en todas las CCAA según las sentencias de los tribunales Supremo y Constitucional que declaran ilegal la inmersión lingüística escolar obligatoria exclusivamente en catalán, y que la Generalidad incumple.
Una Proposición no de Ley en la Comisión de Defensa del Congreso el PP señalaba que “A los hijos de personal militar trasladado por un periodo inferior a tres años a cualquier comunidad con idioma cooficial, se les facilitará la escolarización en centros que impartan los estudios con castellano como lengua vehicular, eximiéndoles, en su caso, de la evaluación de conocimientos en la asignatura concreta de la lengua cooficial correspondiente”.
Pero CiU consiguió que, pese a su mayoría absoluta, el PP aceptara añadir que “o se les facilitará una atención personalizada y un apoyo lingüístico específico para que puedan continuar con todas las garantías con el proceso de aprendizaje”.
Los niños, pues, estarán sometidos a la inmersión ilegal, y los padres deberán pedir atención personalizada para estudiar algo en castellano.
Así se incumplen las sentencias lingüísticas en Cataluña y, además, el PP se erige en cómplice de esas ilegalidades.
Esta es una traición a los principios mucho más grave e inaceptable que vulnerar las imprudentes promesas económicas electorales que aseguraban prosperidad y no la ruina actual.
------
SALAS