Las marchas de indignados sobre Madrid y otras ciudades españolas de este domingo, ínfima minoría frente a los electores de hace un mes, se organizaron para advertirle a Mariano Rajoy que no le dejarán gobernar si gana las elecciones generales.
Los convocantes, extrema izquierda cercana a Batasuna, ciudadanos que van a las manifestaciones como a las fiestas, innumerables inmigrantes latinos, y Baltasar Garzón, quizás su futuro líder, han ensayado el próximo “Nunca Máis”.
Rajoy puede ganar las elecciones. Pero también gigantescas hostilidades. Él y los suyos serán acosados por piqueteros al estilo peronista con intención de destruirlos, a ellos, y a la actual Constitución.
Quienes se apoderaron del movimiento de los indignados, inicialmente integrado por idealistas ingenuos, no tolerarán una derecha que retirará las prebendas que les entrega Zapatero a través de sindicatos, oenegés falsamente humanitarias o de animación social, y mil sistemas más de regalar fondos.
Por eso los indignados no gritan contra el Gobierno, ni el “¡No a la guerra!”, a pesar de que horas antes cinco soldados españoles habían sido heridos gravísimamente en Afganistán.
Están contra la monarquía, la institución más valorada por los españoles, con el ejército. Y la mejor relaciones públicas de España en el mundo.
Están, además, contra la crisis, el capital, el euro. Y aunque la crisis podría haber sido mucho menor con un buen gobierno, el capital, los mercados o el euro son parte de la mundialización, y absolutamente irreversibles.
Porque o se cierran las fronteras y se vuelve a la autarquía de 1940-1960, o hay que competir denodadamente con los países BRICS, como China, porque de otra manera se comen a los PIGS, donde está España.
“¡Se va a acabar la paz social!”, gritaban los manifestantes. Cierto. Si Rajoy llega al poder, volverá el “Nunca Máis”.
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SALAS clava cada momento. Y para The Economist, este hombre es un aburrido que vuelve locos a los asesores de imagen. Seguramente nunca se atreverá a ordenar "Llamadme Mariano"...
...Para competir con el "Llamadme Alfredo". La crónica de ayer, MIR para políticos, coincide con esta tira