Mariano Rajoy rompió el silencio que inició el 21 de diciembre al tomar posesión, pero no dijo nada nuevo ni presentó nada diferente a lo ya anunciado por su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y sus ministros Luis de Guindos y Cristóbal Montoro.
Aunque toda noticia debe aportar algo nuevo o desconocido, en este caso no fue lo que dijo o calló Rajoy, sino que al conceder su primera entrevista a EFE para distribuirla por igual en todos los medios españoles ha proclamado que es el único presidente de Gobierno, de momento, que no tiene periodistas ni periódicos de cámara, cortesanos y favorecidos con exclusivas.
Esta “no noticia” de que la primera entrevista sea con EFE, agencia informativa estatal que durante toda la democracia ha mantenido una aceptable neutralidad, señala una actitud que, de seguir, cambiará radicalmente la relación poder-prensa, desde la muerte de Franco hasta la caída del PSOE.
Tras su nacimiento en 1976, “El País” representó el espíritu de la entonces expansiva socialdemocracia. Inspiró y tuteló a Felipe González y a los demás líderes socialistas, hasta que Zapatero quiso liberarse de esa dependencia en 2007 apoyando la creación de su propio grupo afín, encarnado por el hoy moribundo “Público”.
José María Aznar, zaherido por “El País”, trató de hundirlo denunciando sus negocios de TV, pero sólo logró una letal enemistad. Para su desgracia, además, el principal periódico afín, “El Mundo”, era poco fiable por sus desconcertantes cambios de postura.
Pero mientras los medios de Madrid casi dirigían, la política nacional –se autoproclaman “influyentes”--, la Agencia EFE permanecía como fiable generador de noticias, algo que no conseguía la otra empresa informativa estatal, TVE.
Llamar a esa Agencia para sus primeras declaraciones parece decirle a los medios tradicionalmente influyentes: “No tendré prensa cortesanos”.
Ojalá, aunque con los políticos nunca se sabe.
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SALAS