Este buen hombre, hoy ya casi expresidente, está visto que nos estará complicando la vida a todos, hasta el final. Se esconde, no actúa, y espera pasivamente que las cosas se arreglen solas, eso sí, sin dar cuentas a nadie y sin discutirlas, por imperativo rajoyano.
Ahora resulta que se niega a intervenir en el Parlamento para contar lo que él y su grupo han preacordado, con otros países europeos, para quitarse de en medio a los refugiados. Se trata de pagar a Turquía para que estos sirios o afganos o lo que sean no lleguen a Europa, para que no molesten. Como se puede observar una operación muy solidaria.
Total que el ‘buen señor’ –que nadie se asuste, lo de buen señor es pura ironía--, como se sabe presidente en funciones, ha decidido que en calidad de tal no tiene que dar cuentas a un parlamento que no le ha apoyado --es más, yo diría que le está ignorando y castigando por la trayectoria seguida en la última legislatura y por su facilidad para soportar corruptos por todos lados— y que le sacaría los colores, si es que los tuviera, por esta medida tan’humana’.
Eso sí, naturalmente como es presidente –aunque le quede poco y esté en funciones— sí que ha ido a Europa a aprobar con sus compinches una política contra los refugiados que no quiere discutir, ni siquiera argumentar, en el parlamento español, puesto que la quiere imponer sin problemas y sin tener que aguantar a esa ‘gentuza’ que es la oposición.
Total, yo me lo guiso y yo me lo como. Busca la excusa y así es todavía más fácil que con la mayoría absoluta. Toma decisiones y no tiene que dar explicaciones. Al menos, con la mayoría absoluta estaba obligado a darlas, aunque esa mayoría la utilizara para pasar el rodillo.
Todo mucho más fácil, ahora puede tomar decisiones, hacer y deshacer sin oposición. ¡Viva la democracia! Y la cosa es todavía más grave cuando se trata de la vida de los refugiados –está claro que a él y a los suyos les importa un pito si los refugiados con sus niños mueres ahogados, de hambre, de sarna o de frío--, pero da igual, D. Mariano espera, como hace siempre a que todo pase, a que las cosas se arreglen solas.
Y es que no se entiende que un tipo que actúa como presidente de gobierno en una democracia, no dé cuentas a los parlamentarios –la soberanía nacional--, y se quede tan campante. Si es así, y no quiere responder ante nadie no debería haber ido a Bruselas, no debería haber sido él quien tomara esta decisión. Debería habernos representado en Europa un diputado, votado por la mayoría del parlamento, y que representara la voz del pueblo y no lo que quiere el Sr. Rajoy y sus secuaces, una minoría.
Mientras todo esto ocurre. Mientras Rajoy es incapaz de argumentar una decisión tan inhumana e insolidaria en el Congreso, los refugiados siguen muriendo. Niños, mujeres, hombres, caen de forma injustificada e inmoral, en el mar, en los campos de refugiados, en los caminos de la muerte.
Algunos peperos han llegado a decir que entre los refugiados se esconden terroristas y otros como el ministro meapilas Jorge Fernández Díaz (preocupado siempre por los débiles como buen opusdeista) ve que hay que llevar a cabo esta decisión con cuidado, no vaya a ser que esta gente nos llegue por Ceuta y Melilla.
Queda claro que Rajoy y otros que tal bailan deciden que hay vidas que no valen nada, y que en Europa “hay que cerrar las puertas a estos peligrosos indeseables que, con la excusa de la guerra, pretenden instalarse en el paraíso”. ¡Suma y sigue!
Salud y República