En su visita a Londres de esta semana Mariano Rajoy demostró fehacientemente que ya no es un facha: le agradeció a la primera ministra británica Theresa May que frente a los separatistas catalanes y desde “la cuna del parlamentarismo y el Estado de derecho” apoyara la Constitución española, que cumple ahora 39 años.
En España, rigurosos historiadores y muchos habitantes del antiguo Reino de León, tacharon a Rajoy de ignorante por atribuirle el nacimiento de los parlamentos al actual Reino Unido, debiendo saber que el primero, como proclamó la UNESCO en 2013, surgió en 1188 durante el reinado de Alfonso IX, 27 años antes de la Carta Magna inglesa de 1215.
La Decreta, elaborada en una Curia Regia en León permite que representantes electos del pueblo tomen grandes decisiones, por primera vez en la historia escrita mundial, junto con el rey, la nobleza y del clero.
Pero evocar con orgullo cualquier aportación de la actual España a la civilización universal es de fachas, como denuncian muchos españoles ante cualquier expresión nacional de autoestima que pueda enorgullecerlos.
Así, la Reconquista, el Descubrimiento, la Primera Vuelta al Mundo, rechazar documentalmente la Leyenda Negra, admirar la Constitución o que su principal lengua sea la de más de 500 millones de hablantes, todo es facherío para influyentes izquierdas, y los nacionalistas y separatistas.
Los británicos están orgullosos y proclaman la historia de su Carta Magna como ejemplo para el mundo, cuando el pueblo inglés tenía en ella menos poder que el leonés en la suya.
Los historiadores creen que Rajoy se expresó así ante May e incluso en un artículo en el diario izquierdista “The Guardian” porque es un ignorante, cuando seguramente lo que quería demostrar que ya no es un facha.
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SALAS