En las inmediaciones del río Calera emerge Ramales de la Victoria, cabecera de comarca de barrios típicos y casonas norteñas cuyos orígenes se remontan a la Prehistoria, en concreto a la época del Paleolítico, de lo que dan buena cuenta los vestigios arqueológicos que se concentran a su alrededor. La localidad cántabra también presume de contar con un entorno natural de lustre por ubicarse al pie de importantes picos y montañas.
El hecho de haberse encontrado restos romanos de caminos y puentes en las cercanías de Ramales y su situación estratégica entre la costa y el interior de la península hace pensar a los historiadores que ya era un territorio poblado en la Antigüedad. El origen de la villa tiene lugar hacia el año 1000, documentada en el Cartulario de Santa María del Puerto de Santoña.
- Panorámica de Ramales de la Victoria./ayuntamiento ramales
En Ramales de la Victoria se celebró la popular batalla de Guardamino, en la cual el general liberal Espartero derrotó al ejército carlista del general Maroto. La localidad fue escenario, en 1839, de una contienda que decidió el triunfo liberal en la Primera Guerra Carlista; por ello Ramales se denomina “de la Victoria”. No obstante, el pueblo quedó en ruinas y hubo que reconstruir después los puentes y las casas incendiadas.
El edificio más interesante de la villa es el palacio de Revilladiego, del siglo XVI y que fue propiedad del virrey de México, don Juan Francisco de Güemes y Horcasitas. Otros edificios de esta época son la Casa de Saravia, de estilo clasicista y fachada de sillería, y las escuelas de Gibaja (s. XVII)
De entre la arquitectura civil, dos inmuebles llaman la atención por su estilo clasicista romántico: el Ayuntamiento, construido a principios del siglo XX como conmemoración de la victoria liberal en la batalla de Ramales, y la Biblioteca Juan de Zorrilla San Martín.
Iglesia de Guadamino.
En Ramales, el viajero puede encontrar tres iglesias parroquiales: la de San Pedro en Ramales (siglo XVIII), San Emeterio y San Celedonio en Gibaja (siglo XV) y Nuestra Señora en Guardamino (siglo XVII). La tradición metalúrgica en las aguas de sus ríos ha dejado aquí en forma de patrimonio varios molinos harineros y antiquísimas ferrerías. También se alzan todavía tres puentes de nombre Gibaja, Puente Viejo de Ramales y Salto del Oso.
La comarca del Alto Asón, a la que pertenece esta localidad norteña, es conocida internacionalmente por la calidad y cantidad de sus cuevas; no en vano existen unas 4.000 cavidades catalogadas, de entre más de 9.000 que existen en Cantabria, con algunos de los sistemas subterráneos más grandes de la región. Es famosa por sus yacimientos arqueológicos y sus pinturas prehistóricas en cuevas como Covalanas, declarada Patrimonio de la Humanidad, Cullalvera, El Mirón o La Haza.
Cueva de Covalanas./Edward the Confessor
Las cuevas de Covalanas tienen dos galerías, pero solo una de ellas contiene pinturas rupestres del Paleolítico Superior, entre las que destacan un caballo y varios ciervos que, según los expertos, se dibujaron al mismo tiempo y hace como mínimo 17.000 años.
Parece ser que esta cavidad natural tenía una función ritual, mientras la del Mirón habría servido como vivienda. La de Covalanas es una cueva de grandes dimensiones con una boca de acceso monumental y acoge las pinturas prehistóricas situadas a mayor profundidad de la Península Ibérica.
Asimismo, la cavidad del Mirón encierra un importante yacimiento arqueológico que abarca desde los tiempos medievales hasta la transición del Paleolítico Medio al Superior, hace unos 40.000 años. Cerca de Covalanas se halla La Haza, que tiene una única sala sita junto al abrigo exterior y alberga representaciones de siete animales, además de otros signos y trazos, encuadrables dentro del estilo III de Leroi-Gourhan.
Pintura rupestre hallada en la Cueva de Covalanas.
Ramales cuenta con un agradable albergue de montaña que resulta ideal para el viajero más aventurero, ya que además de visitar las cuevas, puede gozar de las distintas actividades que organiza, como senderismo o espeleología, así como buscar tranquilos y recónditos lugares para la pesca.
Ramales de la Victoria celebra cada año la verbena del mantón, una fiesta en conmemoración del hallazgo milagroso de un baúl de mantones de Manila en 1839, a raíz de una escaramuza mantenida en sus proximidades durante las guerras carlistas. El pueblo es un lugar ideal para la práctica del turismo rural. Este vídeo anticipa la inmensidad de sus magníficos espacios naturales:
Dónde dormir: Pensión La Sobana; Avenida Franco, 36; 39800 Ramales de la Victoria (Cantabria); teléfono: 942646102.
Dónde comer: Asador Juancho; Salto del Oso 35; 39800 Ramales de la Victoria (Cantabria); teléfono: 942646549.