Revista Espiritualidad

Ramón

Por Elbioplanning @bioplanning
Ramón
La semana pasada me reuní con Romina, que trabaja en la fundación Alzheimer Catalunya desde hace varios años. Quería tomar un café con ella y pedirle que me cuente algunas historias de las personas que ellos ayudan, y de todo lo que me contó, la historia que más me conmovió fue la que les paso a relatar ahora:

Ramón es de chile, tiene setenta y cinco años y llegó a España cuando tenía dieciocho. Su niñez no fue fácil, su mamá murió cuando él era muy pequeñito y su padre se volvió a casar, pero al formar una nueva familia y tener otros hijos, él quedó desplazado, de alguna manera ya no encajaba en la nueva vida de su padre, por  lo que lo enviaron a vivir con su abuela, quien terminó de criarlo. Cuando ella murió, Ramón quedó desprotegido. Vivió en varios centros para menores sin hogar hasta que cumplió la mayoría de edad, trabajó en todo lo que pudo y reunió el dinero necesario para irse a otro país a empezar una nueva vida y planteársela desde cero. A veces volver a empezar es el secreto. Podemos caernos mil veces, pero nada  puede negarnos el derecho a volver a empezar. Durante los primeros años que vivió en España tuvo muchos trabajos, fue repartidor de pizza, de agua embotellada, barrendero, carpintero y mil cosas más. Nunca volvió a saber de su padre ni de nadie de su familia, o al menos es lo que él trasmite.  La vida no había sido fácil para él e intentó salir adelante como pudo, poniéndole muchas ganas.Las cosas no siempre salen como uno espera, ya que de a poco fue perdiendo sus recuerdos. Lo que antes prefería callar voluntariamente, paso a convertirse  en la incapacidad de recordarlo, en en un hecho factible, hasta que dejó de tener presente las cosas más nimias de su día a día. Fue diagnosticado con Alzheimer, lo cual significó el comienzo de otro camino igual o más duro, como los que ya había recorrido desde el inicio de su vida. Con el tiempo perdió por completo sus memorias, su historia, su casa y su trabajo,  y estuvo viviendo durante mucho tiempo en la calle. Cuando llegó a la fundación tuvieron que reconstruir su historia desde cero, con la poca información que disponían y una ardua investigación y papeleo, fueron armando el puzzle que los llevó hacia unos retazos que luego unieron, y se pudo ver una parte del todo, solo una parte, porque la otra sigue oculta tras los recuerdos que él no puede hacer presentes. Una característica general de las personas con Alzheimer que están en la fundación, es que a pesar de que en una primera etapa pueden mantener su memoria a largo plazo, casi nadie habla de su infancia. Aunque sean memorias recuperables, quedan enterradas en el mismo pozo sin fondo que el resto de los recuerdos cotidianos. Los primeros años son la clave, no todo el mundo puede superar ciertas circunstancias de la infancia. Ramon lo ha intentado, pero tuvo muchas piedras en el camino. La fundación  destina recursos a personas como Ramon, para asegurarse de que tengan abrigo, comida, un lugar calentito donde dormir cuando hace frío y puedan conservar una parte, aunque sea mínima, de su historia. Es sabido que nunca se van a reparar las memoerias que ellos no pueden contar, esas que quedaron escondidas en algún lugar de su inconsciente sin poder salir, pero por  lo menos, lo que les quede de vida, podrán vivirlo en paz, la paz que no encontró el Ramón niño, pero que sí puede encontrar el Ramón mayor. El diez por ciento de lo recaudado en el Aula virtual Déjalo ir será para la fundación, porque creo que dar algo de lo que se recibe es fluir, es como el mundo funciona. Hemos llegado a la edad adulta porque tuvimos a alguien que nos cambiara los pañales y nos diera de comer, y las personas como Ramón podrán vivir lo que les quede de vida, porque también reciben de otros medios lo mismo que nosotros hemos recibido una vez. Así funciona  el ciclo la vida, o al menos eso creo. Aula virtual Déjalo ir 4 semanas para aprender a soltar  



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