La Unidad Central de Desaparecidos de los Mossos puso mucho empeño en el caso y lograron convencer a los tribunales que Ramon mató a la pareja y los había hecho desaparecer. Alegaron que Maurici estaba delicado de salud y necesitaba medicación a diario, y no existe ninguna prescripción médica hasta la fecha. Tampoco había ningún rastro vital de los dos.
Ramón Laso en un momento del juicio
Foto:ACN/Roger Segura
Así, Laso quitó de en medio a su pareja porque le estorbaba, ya que tenía una relación con Mercedes, hermana de Julia, que fue quien denunció su desaparición, aunque el móvil también pudo ser económico. A Mauricio lo habría matado para dificultar más la investigación y parecer que tenían una historia sentimental y que se habrían fugado.
A pesar de la intensa búsqueda de los mossos –incluso se utilizó un georadar- para intentar dar con los cuerpos de Mauricio y Julia, hasta la fecha no han sido localizados.
INICIO DE LA CARRERA CRIMINAL
El acusado asesinó en 1988 a su mujer, Dolores Camacho, de 25 años, estrangulándola y abandonando su cuerpo en las vías alrededor de L’Aldea (Tarragona), para simular un suicidio. El tren la decapitó. Ocho meses más tarde provocó un accidente de circulación en el que murió su hijo Daniel, de 6 años. A causa de este “accidente” cobró del seguro 3,5 millones de pesetas.
El criminal fue condenado en 1993 a 57 años de prisión, pero valiéndose de los beneficios penitenciarios contemplados en el Código penal anterior, en 1999 obtuvo la libertad provisional, a pesar de que los informes psiquiátricos del juicio determinaron que era un psicópata muy peligroso.
CONDENA
En octubre de 2014, la Audiencia de Tarragona condenó a Ramon Laso a una pena de 30 años de prisión por dos delitos de homicidio, siendo el único condenado en España sin hallarse los cuerpos de las víctimas, ni pruebas biológicas y sin obtener confesión del acusado.