Ramón Ortiz, en mayo de 2010, en Islandia. Foto: www.mundo-geo.es
Vivimos hace algunos días fascinados con la crisis vulcanológica de El Hierro. Es cierto que no vivo allí y no he podido sentir movimiento sísmico alguno, ni he sido desalojada de mi casa, ni he visto restringidos mis movimientos. Asisto, hasta con cierta impotencia por no poder vivir en directo algo tan apasionante, a todo lo que allí sucede. No pierdo ripio de los informativos, las redes sociales, los periódicos en papel y digitales, los boletines de radio… Y toda esa información me ha permitido hacerme una pequeña idea de lo que está sucediendo en la Isla del Meridiano. Con sus aciertos a la hora de gestionar la crisis en materia de seguridad y sus errores; con sus peleas absurdas entre científicos especialistas (Nemesio Pérez versus Juan Carlos Carracedo); con sus ruedas de prensa en la que los políticos desplazan a los técnicos; con la incertidumbre en sí que desata un volcán que no anuncia muy bien por dónde reventará. Pero en medio de toda esta maraña de personas, responsables de seguridad, políticos, técnicos, los vecinos y sus testimonios, de pronto una detiene su atención en alguien que comienza a darle la información que demandaba; alguien que es claro y riguroso; alguien que explica para todo el mundo; alguien con un don comunicativo que se ve a la legua; alguien que parece haber captado la atención de muchos profesionales de los medios.
El primer aviso lo tuve a través de Twitter. ”Ramón Ortiz for president. No puedo dejar de mirar la pantalla”, decía el tuit de un colega periodista, al que se sumaron otros comentarios. “Gran descubrimiento; este hombre es simplemente genial”. “Donde esté Ramón Ortiz que se quiten los nemesios y carracedos”. No pude entonces mas que buscar inmediatamente quién era este señor al que se admiraba a través de las redes sociales. Pronto aparecieron varias entradas a través de google y comprobé, efectivamente, mediante varios vídeos de televisión cómo las explicaciones magníficas de este vulcanólogo del CSIC, coordinador del comité científico que asesora al Instituto Geográfico Nacional, se alejaban del sensacionalismo, del alarmismo e iban simplemente al grano: qué pasa, qué podría suceder, cuánto tiempo durará el proceso, qué riesgos hay para la población. Cuán importante es comunicar bien, de forma directa y con naturalidad. Siento que a partir de ahora, con Ramón Ortiz al pie del volcán, estaré bien informada.