Habituado la mayor parte del año a la observación de las especies más comunes, cuando alguno de estos inesperados visitantes se pone a tiro de cámara es fácil cometer errores en su identificación, máxime cuando nunca los has visto antes. Fue precisamente esa larga y ancha lista ocultar blanca a modo de ceja, característica de los machos de cerceta carretona, la que me hizo creer en un primer momento que podría tratarse de alguno de los rabudos que había visto días atrás.
Nadando tranquilamente en compañía de un grupo de aproximadamente 30 cercetas comunes, el macho de albela levantó vuelo tan sólo un cuarto de hora después. Tiempo suficiente para realizar varias fotos y vídeos que quedarán como testimonio de mi primer encuentro con este bonito animal. Le acompañaba quizá una discreta hembra, su pareja. Una hembra que pasó finalmente desapercibida y con la que reanudará el largo viaje hacia sus áreas de cría situadas en la Europa central y oriental. ¡Le deseamos, pues, la mejor de las suertes!
El raro escribano pigmeo, especie difícil de ver en España. //Manu Sobrino
El macho de carretona nadando en compañía de varias cercetas comunes, de
las que se distingue perfectamente incluso a gran distancia. //Manu Sobrino
Los elegantes rabudos en el estuario del Miño. //Manu Sobrino