“No soy un santo, soy un hombre corriente”, declaró el general Ratko Mladić ante el órgano del Tribunal Penal Internacional que le juzga en La Haya por los crímenes más atroces de las guerras de los Balcanes. Terminado el proceso de apelación, el próximo 8 de junio el tribunal emitirá una sentencia en firme sobre su responsabilidad en los conflictos de Croacia y Bosnia-Herzegovina. En primera instancia, Mladić fue condenado a cadena perpetua por una lista de cargos abrumadora: genocidio, persecución, exterminio, asesinato, deportación, traslado forzoso, terror, ataques ilícitos a civiles y toma de rehenes.
Con la disolución de Yugoslavia, Mladić pasó de comunista ferviente a caudillo serbio y organizó atrocidades a la vista del mundo, como el sitio de Sarajevo o el genocidio de Srebrenica. Tras dieciséis años fugado, no ha mostrado ningún arrepentimiento durante su juicio en La Haya. Y sea cual sea el veredicto, no cambiará la percepción de Mladić que tienen muchos serbios, en particular los de Bosnia: pasando por alto sus crímenes —o, en algunos sectores, precisamente por ellos— le consideran un héroe nacional.
De huérfano de guerra al general del sitio de Sarajevo
...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaRatko Mladić, el general del genocidio de Srebrenica, frente a su sentencia fue publicado en El Orden Mundial - EOM.