1. Parece increíble que el destino nos haya reservado el privilegio de poder dirigirnos a nuestros compatriotas un día como hoy, al conmemorar seis décadas del triunfo, ocasión en que, bajo el mando de Fidel, por primera vez el pueblo cubano alcanzó el poder político y los mambises sí pudieron entrar victoriosos a Santiago de Cuba, coincidentemente 60 años después de que se instaurara el dominio absoluto del imperialismo norteamericano sobre Cuba.
2. Ya el 8 de enero de 1959, a su llegada a La Habana, el Jefe de la Revolución expresaba: «La tiranía ha sido derrocada, la alegría es inmensa y sin embargo queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil».
Las premonitorias palabras de Fidel no tardaron en hacerse realidad. Se iniciaba una etapa de luchas que estremeció los cimientos de la sociedad cubana.
3. Nadie puede negar que la Revolución que nacía aquel Primero de Enero no ha tenido, a lo largo de 60 años, un minuto de sosiego, ya vamos por 12 administraciones norteamericanas que no han cejado en el empeño de forzar un cambio de régimen en Cuba utilizando una u otra vía, con mayor o menor agresividad.
4. El pueblo heroico de ayer y de hoy, orgulloso de su historia y cultura nacionales, comprometido con los ideales y la obra de la Revolución, que suma ya cuatro generaciones de cubanos, ha sabido resistir y vencer en las seis décadas de ininterrumpido bregar en defensa del socialismo, siempre basado en la más estrecha unidad en torno al Partido y a Fidel.
Únicamente así se puede comprender la hazaña de haber resistido los crudos años de período especial, cuando nos quedamos solos en medio de Occidente, a 90 millas de Estados Unidos. Entonces, nadie en el mundo habría apostado un centavo por la supervivencia de la Revolución; sin embargo, sí se pudo soportar y vencer el reto sin violar ni uno solo de los principios éticos y humanistas del proceso revolucionario y merecer el inestimable apoyo de los movimientos de solidaridad que nunca dejaron de creer en Cuba.
5. Ahora nuevamente el Gobierno norteamericano parece tomar el rumbo de la confrontación con Cuba y de presentar a nuestro país, pacífico y solidario, como una amenaza para la región. Apela a la tenebrosa Doctrina Monroe para intentar retrotraer la historia a la época vergonzosa en que gobiernos sometidos y dictaduras militares se sumaron al aislamiento de Cuba.
De manera creciente altos funcionarios de la actual administración, con la complicidad de algunos lacayos, difunden nuevas falsedades y otra vez pretenden culpar a Cuba de todos los males de la región, como si estos no fueran consecuencia de despiadadas políticas neoliberales que provocan la pobreza, el hambre, la desigualdad, el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción política, el abuso y la privación de derechos a los trabajadores, los desplazados, el desalojo de campesinos, la represión de los estudiantes y precarias condiciones de salud, educación y vivienda para las grandes mayorías.
6. Reitero nuestra disposición a convivir civilizadamente, pese a las diferencias, en una relación de paz, respeto y beneficio mutuo con los Estados Unidos. También hemos señalado con toda claridad que los cubanos estamos preparados para resistir un escenario de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más equilibradas en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar.
7. A 60 años del triunfo podemos afirmar que estamos curados de espanto, no nos intimidan el lenguaje de fuerza ni las amenazas, no nos intimidaron cuando el proceso revolucionario no estaba consolidado, no lo lograrán ni remotamente ahora que la unidad del pueblo es una indestructible realidad, pues si ayer éramos unos pocos, hoy somos todo un pueblo defendiendo su Revolución.
8. Para nosotros, en la compleja coyuntura internacional, preservan total vigencia las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana al presentar su informe central al Primer Congreso del Partido, en 1975, cuando expresó: «Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error».
En correspondencia con ello, continuaremos priorizando las tareas de preparación para la defensa, en todos los niveles, en interés de salvaguardar la independencia, la integridad territorial, la soberanía y la paz, partiendo de la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo, como se recoge en la recién aprobada Constitución de la República.
Es nuestro deber prepararnos meticulosamente con anticipación para todos los escenarios, incluyendo los peores, no solo en el plano militar, de modo que no dejemos espacio al desconcierto y la improvisación que florece en los de escasa voluntad a la hora de actuar, sino que con el optimismo y la confianza en la victoria que nos legó Fidel y en estrecho vínculo con el pueblo sepamos encontrar la mejor solución a cualquier desafío que se presente.
9. Precisamente un reto que enfrentaremos en el año que hoy comienza, es la situación de la economía, agobiada por las tensiones en las finanzas externas a causa de las afectaciones en los ingresos de las exportaciones y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano y sus efectos extraterritoriales.
10. Aquellos jóvenes que tuvimos entonces el privilegio de combatir bajo el mando de Fidel, hace más de 65 años, desde el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la lucha clandestina, Girón, el enfrentamiento a las bandas contrarrevolucionarias, las misiones internacionalistas y hasta el presente, junto al heroico pueblo cubano nos sentimos profundamente satisfechos, felices y confiados al ver, con nuestros propios ojos, cómo las nuevas generaciones asumen la misión de proseguir la construcción del socialismo, única garantía de la independencia y la soberanía nacional.
Se cumplen 60 años del Primero de Enero de 1959, sin embargo la Revolución no ha envejecido, sigue siendo joven y no es una frase retórica, es una confirmación histórica, ya que desde los primeros momentos sus protagonistas fueron los jóvenes y así ha sido a lo largo de estas primeras seis décadas.
El proceso revolucionario no está circunscrito a la vida biológica de quienes lo iniciaron, sino a la voluntad y el compromiso de los jóvenes que aseguran su continuidad. Las nuevas generaciones tienen el deber de garantizar que la Revolución Cubana sea por siempre una Revolución de jóvenes, y al mismo tiempo, una Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes.
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