Revista Sociedad

Raúl Castro juega a los dos bandos

Publicado el 16 marzo 2015 por Tomarlapalabra

Raúl Castro juega a los dos bandos

Maduro afirma que los yanquis no pisarán Venezuela. Mientras, Raúl Castro les tirará la alfombra roja de bienvenida, dándole de baja al Socialismo del Siglo XXI. Ay, Maduro, cuando de capitales se trata, ni los compromisos políticos, ni las ideologías valen nada

Por: Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba. — La reciente declaración, por parte del gobierno estadounidense, acerca de que Venezuela constituye una amenaza para la seguridad nacional de EE UU, así como la imposición de sanciones a siete funcionarios del gobierno de ese país suramericano –seis de los cuales son militares–, le han ofrecido al  inquilino del Palacio de Miraflores la ocasión idónea para acudir a la Asamblea Nacional a solicitar una Ley Habilitante que le permitirá “defender a la Patria ante cualquier agresión imperial”. Y, por supuesto, la ha obtenido, pese a que desde el norte no se ha desplegado ninguna maniobra que justifique tanto toque a degüello. La temida embestida imperial se ha limitado por ahora a la congelación de los activos y bienes de los susodichos funcionarios “del pueblo” en territorio y bancos estadounidenses (¡¿?!) y la prohibición de su entrada a ese país.

Obviamente, todo indica que hasta el momento son algunas “botas venezolanas” las que han hollado el territorio “yanqui”, y no a la inversa. Aunque es justo reconocer que los seis militares y el funcionario civil afectados por la supuesta beligerancia del imperio no acudían a EE UU para hacer la guerra, sino para poner a buen resguardo sus beneficios personales –fruto de las prebendas que les otorga el gobierno y váyase a saber de cuántos otros manejos turbios–, mientras sus compatriotas se empobrecen cada día más.

Las trompetas del comisario Nicolás Maduro tocando a rebato han sacudido incluso al espectro agónico de Punto Cero, que gozoso de esta oportunidad –posiblemente la última que tenga– de librar otra guerra de mentiritas contra el enemigo imperialista, ha vuelto a salir de su habitual embotamiento para felicitar al Necio por su “brillante y valiente discurso frente a los brutales planes del Gobierno de Estados Unidos”.

El magno orate insular

Es de imaginar que el Magno Orate insular ya habrá hecho colgar en alguna pared de su encierro un mapa de Venezuela, y lo habrá acribillado de coloridas tachuelas en aquellos puntos donde, a su (nulo) juicio, deberán desembarcar los marines para invadir la “patria de Bolívar”. ¡Y aún sus detractores dicen que el señor F no tiene sentido del humor!

Por su parte, el “gobierno revolucionario” de Cuba publicó una declaración contra este acto injerencista de “las autoridades gubernamentales y del Congreso estadounidense”, que atenta contra Latinoamérica y el Caribe, una “Zona de Paz”. Un mensaje dirigido a marcar una posición latinoamericanista de jure, mientras de facto proseguirán las negociaciones de Castro II y su cohorte con ese Gigante de las Siete Leguas, a fin de cuentas el as más tangible de la baraja verde olivo. La situación se presenta confusa, como siempre que se juega a dos bandos, pero si se mira bien, encierra cierta retorcida lógica: más que “ganar”, se trata de no perder demasiado de la pose latinoamericanista, sin arriesgar mucho las ganancias que se esperan de la reconciliación con Tío Sam.

No obstante, esta nueva escalada de confrontación norte-sur en un momento en que muchos gobiernos latinoamericanos están enfrentando situaciones internas muy complejas, son un adelanto de lo controversial que resultará la ya cercana Cumbre de las Américas, en la que se presentará –además– un escenario inédito al estar invitados tanto el gobierno cubano como la sociedad civil independiente. Por primera vez la disidencia de la Isla estará representada en un cónclave del Hemisferio, un sapo que –mal que le guste– tendrá que tragar la dictadura.

Las mermas del sistema

Todo indica que la histeria guerrerista  mediática busca crear un clima antiimperialista de cara a la Cumbre. No por casualidad las protagonistas de la supuesta invasión estadounidense a Venezuela son estas dos aberraciones conocidas como revoluciones, la cubana y la bolivariana, a las que resultaría incómoda una agenda que –entre otros puntos– pondrá sobre el tapete las constantes violaciones a los derechos humanos al interior de Cuba y Venezuela. Los sátrapas y sus corifeos están cerrando filas y preparando las trincheras para la batalla que se avecina. Nada tan propicio a las dictaduras y a los resabios nacionalistas como los vientos de guerra. La estrategia predecible será “Latinoamérica contra el Imperio y sus aliados mercenarios y traidores”. O, en caso necesario, siempre les quedaría el recurso final de no asistir a la asamblea, so pretexto de hostilidad e injerencia imperialista contra la soberanía de nuestros pueblos.

Ahora bien, si el comisario Nicolás se ha lanzado a esta bravata guerrerista por consejo del régimen cubano, más le valdría pensarlo dos veces. A fin de cuentas, mientras el petróleo en los últimos tiempos ha estado cayendo en picada, el dólar ha estado subiendo… Mientras  Castro II ha estado negociando a escondidas con el adversario común. Antes o después, Maduro quedará solo en esa contienda, porque cuando de capitales se trata, ni los más rancios nacionalismos, ni los compromisos políticos, ni las ideologías se sostienen muy firmes, aunque el catecismo impartido en las aulas de la Escuela Superior del Partido Comunista predique lo contrario.

A estas horas ya la cúpula verde olivo –en su graciosa transmutación a empresariado capitalista– habrá echado sus cuentas sobre quién vale más como aliado a largo plazo, y quizás sus amanuenses hayan archivado alsocialismo del siglo XXI en la larga lista de mermas del sistema. Así, mientras Maduro afirma que los yanquis no pisarán Venezuela, el General-Presidente cubano, con más prisa que pausa, les tirará la alfombra roja y les dará la bienvenida.


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