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Vicente Llorente
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Biografía
(Valencia, 1978 …)
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Poética
Soneto doble con estrambote para el perrito Toby
Tendría siete años como mucho(y ya infectado de literatura:incluso de antes hay algún poemahorrible y desbordadas redacciones
que siempre se excedían de los límites-acababan en cuento fantasioso-que al resto establecía el profesor-a mí me daba siempre rienda suelta-)
cuando de mi libreta vino al mundoa sufrir y a gemir como yo mismomi pobre y desgraciado perro Toby:
el único animal de compañíaque tuve de pequeño -no descartoque supliera carencias ya escribiendo.
Un día el profesor con gesto tristese me acercó al pupitre y fue conciso:No escribas más historias del perritoToby porque te pueden hacer daño.
Quizá don José Luis no comprendieraque Toby estaba vivo y me importabamás que mis compañeros o que él mismo:por eso en mis relatos se salvaba
(el caso es que al final morían siemprelos amos que tenía y todo cristoen un ensangrentado desenlace).
Así que tuve que sacrificarloen un cuento final -tal como dicenlos taurinos que el ruedo endiosa al toro-.
Desde entonces escribo a su memoria.
Trato
Amor -huésped molesto- ¿a qué has venido?¿Qué trato es el que esperas se te ofrezca
allí donde tan solo has abusado
de la hospitalidad que te brindaban?
¿Qué buscas embargar en esta casa?
¿Qué vienes a cobrar que se te deba
a una familia en ruinas, desahuciada,
que nunca te aceptó lo que prestaste?
¿No ves que puse ya la otra mejilla
no sé ni cuántas veces -sin cansarte-
por ver si recibía una caricia?
Lárgate, por favor, no me atosigues.
¿No tienes otro en quien cebar tu saña?
Hagamos ya las paces: tú me ignoras
y yo vivo sin ti si es que esto es vida.
La nana de los párpados candados
Te agarras fuerte a mi como cayéndotepara abocarte (fuente que va al cántaro-me encanta cuando finges ser la frágil-)vertiéndome susurros al oído.
Que no puedes dormir y que te cantela nana de los párpados candados,canción de cuna en campo de batallaque ampara a los soldados que la portan.
Me afirmas que aun adulta tienes miedoal coco de las noches sin mis besos,al lobo aullando cantos de sirena.
Empiezo a musitar lo que me pides:'Para que si te sueltas de mi manopuedas volar, mi niña, duerme ahora...'
Así
Preguntas manteniendo la mirada-un gesto de nobleza que te honra-,ahora que lo sé, cómo me siento.Y qué voy a decirte que no sepas.
Tener a estas alturas la certezade que ha ocurrido lo que sospechabaes encontrar la pieza que le faltaal puzzle que has echado a la basura:
yo el hilo suelto en la uña de un felinoque acaba por tirar, deshilvanandolos últimos pespuntes de un harapo,
tú el soplo con que apagan una velaque exhibe exiguas fuerzas de flaquezaa punto como está de consumirse.