En enero de este año, coincidiendo con el partido 500 de Raúl González, escribí un artículo en el diario Cinco Días con el título: "Raúl, un ejemplo para directivos". A punto de cumplir 15 años en el club, ayer el siete merengue disputaba su partido 711 vestido de blanco, lo que le convierte en el futbolista madridista que más veces se ha puesto la camiseta blanca. Además, en épocas de fichajes de renombre, marcó dos goles. Creo que es momento de volver a dedicar un homenaje y colgar otra vez aquel artículo. Aquí lo dejo:
"El pasado domingo, el jugador del Real Madrid Raúl González Blanco cumplía su partido 500 en la liga española. Sólo otros cinco futbolistas, Andoni Zubizarreta (622), Eusebio Sacristán (543), Paco Buyo (542), Manolo Sanchís (523) y Miquel Soler (504), han alcanzado esa cifra, pero con la diferencia de que el siete blanco ha sido el más joven en hacerlo. Además, para celebrar esta hazaña anotó un gol (el 212 de su carrera en el torneo) y su equipo se alzó con el triunfo a domicilio por 0 a 3 contra el Mallorca.
¿Qué pueden aprender los directivos del jugador? Apuntamos algunas ideas:
Mentalidad ganadora. Es de esa clase de tipos que no admite otro resultado que no sea la victoria. En cierta ocasión dijo: 'Sólo me doy un diez en ganas de ganar'. Todos aquellos que marcan diferencia son personas muy competitivas. Si hay algo que les produce alergia y no soportan es la derrota.
Ambición. Cada reto conseguido necesita renovarlo por otro nuevo. Una cota es el valle de la siguiente cima. Y es que nadie vuela alto siendo conformista. A lo largo de su carrera ha ido sucesivamente batiendo récords. Debutó con 17 años; fue el más joven en llegar a los 100 goles en el Real Madrid; es el segundo máximo goleador en la historia madridista (a tan sólo dos de Di Stéfano) y el segundo con más partidos (a 32 de Sanchís); es el máximo goleador de la selección desde 2003; máximo goleador (64 goles) de la Liga de Campeones; máximo goleador de la historia en competiciones europeas (66 goles), y ahora el más joven en llegar a los 500 partidos (1).
Tolerancia a la presión. Jorge Valdano, que le hizo debutar el 29 de octubre de 1994, escribía: 'Se siente cómodo en momentos cruciales. Donde al común de los mortales le entran dudas, él tiene certezas; donde todos tiemblan, él disfruta. Resulta increíble lo poco que le cuesta lograr cosas difíciles'. Di Stéfano sentenció: 'Consigue lo que muy pocos, entra en un estadio con 100.000 personas y juega como si estuviera en el barrio'. Así es un ganador. La adversidad le sirve de acicate e incluso le divierte.
Convicción. Tiene tal confianza en sí mismo que cualquier cosa que intenta parece estar predestinada a un desenlace positivo. Como dijo Valdano: 'Si una jugada tiene diez respuestas posibles, puede que Raúl no elija la mejor, pero tiene tal fe en su decisión, que terminará convenciéndonos'. Mucha gente se queda en el camino por no creer en ellos mismos. La autoestima es determinante en la consecución de objetivos.
Inteligencia. En los inicios de su carrera profesional tuvo un desliz con la noche. Al inteligente no se le mide por cometer o no errores, sino por su habilidad para aprender de ellos. No volvió a tropezar en la misma piedra. Gracias a su madurez precoz, se dio cuenta que lo que había hecho no estaba bien, entonó el mea culpa, enderezó el rumbo y siguió sumando partidos y goles.
Valentía o atrevimiento. Sin riesgo no hay evolución ni crecimiento. Como afirmaba Sun Tzu: 'Donde hay grandes recompensas hubo hombres valientes'. La inseguridad no es virtud de los que descubren nuevos mundos ni de los que dejan atrás récords históricos. Cuentan que cuando fue a Zaragoza a jugar su primer partido oficial, en el vestuario, rodeado de veteranos, mientras calentaban, se hizo un rondo y se atrevió a hacerle un caño al capitán Manolo Sanchís.
Humildad y generosidad. En el debate sobre si debía o no ir a la selección para la Eurocopa pasada, adoptó una postura discreta digna de elogio. Sabía que los intereses colectivos estaban por encima de los individuales. No buscó generar polémicas desestabilizadoras aunque le beneficiaran. En cualquier equipo, la estabilidad y la unión son los primeros requisitos para conseguir grandes objetivos. Los egos, los personalismos y las individualidades son demoledores.
Resistencia. Ha pasado por momentos difíciles, pero su fortaleza emocional le ha permitido aguantar los sinsabores. Hay personas que suben y luego caen. Él ha sabido mantenerse sin dejarse dominar por la depresión del momento. Ninguna biografía es una línea recta. Periodos mejores y peores se alternan; por ello, saber resistir es un sello distintivo de las personalidades más valiosas.
Trabajo. Cuando llegó al primer equipo, la pierna derecha la tenía de adorno, era un enclenque con cara de niño y se pasaba el partido corriendo. A base de trabajo, fue ganando habilidad con la diestra, su musculatura fue tomando forma, fue dosificando su energía en el terreno y demostrando que haría historia en el fútbol. Quien piense que llegar arriba es cuestión de suerte, además de un ingenuo es un envidioso. Detrás de cualquier éxito hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio.
Deportividad o ética. La destreza técnica debe ir acompañada de la calidad humana. No vale cualquier cosa con tal de conseguir resultados. Un dato: su currículum está limpio de tarjeta rojas.
Al hablar de Raúl los elogios se acumulan: 'Parece brasileño' (Ronaldo); 'Todos sabemos lo que representa no sólo para su equipo, sino para el fútbol' (Trezeguet); 'El Madrid ha fichado a grandes jugadores, pero el mejor es Raúl y lo tenían en la cantera' (Ferguson); 'Raúl es el Madrid y el Madrid es Raúl' (Butragueño).
Enhorabuena, Raúl, por lo conseguido hasta el momento y ánimo para los nuevos retos. Seguiremos aprendiendo de ti.
(1) Ya ha superado a Di Stéfano como máximo goleador y a Sanchís como jugador con más partidos.