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Ray Bradbury in memoriam

Publicado el 07 junio 2012 por Jordiguzman
Ray Bradbury in memoriam

Ray Bradbury (1920-2012)

El martes pasado se nos fue uno de los grandes de la ciencia ficción de todos los tiempos, como homenaje, además de un una pequeña reseña de sus obras, os muestro un capitulo de su obras más conocida. Crónicas marcianas es un extraordinario libro de relatos publicado originalmente en los EE. UU. en 1950, su autor, Ray Bradbury (1920-2012) también es conocido por su novela Fahrenheit 451 llevada magistralmente a la pantalla por François Truffaut – más abajo os pongo la película completa en castellano -, a destacar del autor el cuento corto El hombre ilustrado, también llevado al cine, o las novelas El vino del estío y El árbol de la brujas por poner unos pocos ejemplos.

Crónicas marcianas es una recopilación de narraciones, algunas originalmente publicadas por separado y durante varios años antes de su recopilación y publicación definitiva. Trata de la colonización del planeta Marte por parte de la humanidad con la premisa de que existe una raza de marcianos que inevitablemente sufrirá las consecuencias de la colonización terrestre. Es un libro con un alto grado de descripciones poéticas, melancólicas y difusas, un gran libro del cual recomiendo vivamente su lectura. En esta dirección de Libros Gratis Web lo podéis hacer.

Ray Bradbury in memoriam

AGOSTO DE 1999

Noche de verano

La gente se agrupaba en las galerías de piedra o se movía entre las sombras, por las colinas azules. Las lejanas estrellas y las mellizas y luminosas lunas de Marte derramaban una pálida luz de atardecer. Más allá del anfiteatro de mármol, en la oscuridad y la lejanía, se levantaban las aldeas y las quintas. El agua plateada yacía inmóvil en los charcos, y los canales relucían de horizonte a horizonte. Era una noche de verano en el templado y apacible planeta Marte. Las embarcaciones, delicadas como flores de bronce, se entrecruzaban en los canales de vino verde, y en las largas, interminables viviendas que se curvaban como serpientes tranquilas entre las lomas, murmuraban perezosamente los amantes, tendidos en los frescos lechos de la noche. Algunos niños corrían aún por las avenidas, a la luz de las antorchas, y con las arañas de oro que llevaban en la mano lanzaban al aire finos hilos de seda. Aquí Y allá, en las mesas donde burbujeaba la lava de plata, se preparaba alguna cena tardía. En un centenar de pueblos del hemisferio oscuro del planeta, los marcianos, seres morenos, de ojos rasgados y amarillos, se congregaban indolentemente en los anfiteatros. Desde los escenarios una música serena se elevaba en el aire tranquilo, como el aroma de una flor.

En uno de los escenarios cantó una mujer.

El público se sobresaltó.

La mujer dejó de cantar. Se llevó una mano a la garganta. Inclinó la cabeza mirando a los músicos, y comenzaron otra vez.

Los músicos tocaron y la mujer cantó, y esta vez el público suspiró y se inclinó hacia delante en los asientos; unos pocos se pusieron de pie, sorprendidos, y una ráfaga helada atravesó el anfiteatro. La mujer cantaba una canción terrible y extraña. Trataba de impedir que las palabras le brotaran de la boca pero éstas eran las palabras:

Avanza envuelta en belleza, como la noche

de regiones sin nubes y cielos estrellados;

y todo lo mejor de lo oscuro y lo brillante

se une en su rostro y en sus ojos….

La cantante se tapó la boca con las manos, y así permaneció unos instantes, inmóvil, perpleja.

~¿Qué significan esas palabras? -preguntaron los músicos.

-¿De dónde viene esa canción?

-¿Qué idioma es ése?

Y cuando los músicos soplaron en los cuernos dorados, la extraña melodía pasó otra vez lentamente por encima del público que ahora estaba de pie y hablaba en voz alta.

-¿Qué te pasa? -se preguntaron los músicos.

-¿Por qué tocabas esa música?

-Y tú, ¿qué tocabas?

La mujer se echo a llorar y huyó del escenario. El público abandonó el anfiteatro. Y en todos los trastornados pueblos marcianos ocurrió algo semejante. Una ola de frío cayó sobre ellos, como una nieve blanca.

En las avenidas sombrías, bajo las antorchas, los niños cantaban:

… y cuando ella llegó, el aparador estaba vacío,

y su pobre perro no tuvo nada…

-¡Niños! -gritaron los adultos~. ¿Qué canción es ésa? ¿Dónde la aprendisteis?

-Se nos ha ocurrido de pronto. Son sólo palabras, palabras que no se entienden.

Las puertas se cerraron. Las calles quedaron desiertas. Sobre las colinas azules se elevó una estrella verde.

En el hemisferio nocturno de Marte los amantes despertaron y escucharon a sus amadas, que cantaban en la oscuridad.

-¿Qué canción es ésa?

Y en mil casas, en medio de la noche, las mujeres se despertaron gritando. Las lágrimas les rodaban por las mejillas y los hombres trataban de calmarlas.

-Vamos, vamos. Duerme. ¿Qué te pasa? ¿Alguna pesadilla?

-Algo terrible va a ocurrir por la mañana.

-Nada puede ocurrir. Todo está muy bien.

Un sollozo histérico:

-¡Se acerca, se acerca! ¡Se acerca cada vez más!

-Nada puede sucedernos. ¿Qué podría sucedernos? Vamos, duerme, duerme.

El alba de Marte fue tranquila, tan tranquila como un pozo fresco y negro, con estrellas que brillaban en las aguas de los canales, y respirando en todos los cuartos, niños que dormían encogidos con arañas en las manos cerradas, y amantes abrazados, y un cielo sin lunas, y antorchas frías, y desiertos anfiteatros de piedra.

Sólo rompió el silencio, poco antes de amanecer, un sereno que caminaba por una calle distante, solitaria y oscura, entonando una canción muy extraña.

https://www.youtube.com/watch?v=xOOgrJhha6w

 


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