En contraparte, mis conocidos alegan que los echo a perder pero, ¿eso es del todo cierto? Pensemos un poco.
Repito que todo esto lo digo de forma personal y, como siempre, me gustaría saber sus opiniones. Pues bien, hablando por mis huesos, me parece que ponerle tu nombre a un libro es, sin lugar a dudas, la última forma de hacerlo tuyo. No es en si para marcarlo, sino para saber que te pertenece. Al menos eso es lo que yo hago cuando finalizo un libro que me ha gustado o encantado, uno que sé que releeré y que, sin lugar a dudas, se merece un lugar en mi librero. Eso si, no todos se han merecido dicho honor, muchos se han ido de mis manos sin ser firmados por mi persona, ya sea que los regalé a algún amigo que le interesó, lo liberé en una campaña por enriquecer la cultura de mi localidad o simplemente lo vendí. No ocurre con frecuencia pero, sin lugar a dudas, es algo que ha pasado. Incluso en este último caso suele pasar que dejo una dedicatoria para quien sea que encuentre el libro en el lugar que lo he liberado y se entere de por qué lo dejé en tal o cual lugar. En estos casos me parece que tampoco sería un crimen. Claro que, como en todo, existen sus excepciones. No es que rayarlos con el fin de destrozarlos, de que su contenido quede ilegible y esas cosas, me parezca siquiera algo razonable. No, llegados a ese punto me parece que lo que más se hace es daño a la cultura. Lo digo porque una vez vi una imagen de un dibujo BUENÍSIMO de Lord Voldemort dibujado a pluma en el medio de un capítulo del libro de Harry Potter. Vamos, eso es demasiado. Incluso si se te antoja dibujar algo para perzonalizar el libro, antes y después del contenido existen las hojas blancas donde, sin lugar a dudas, podrás plasmar tu idea de los personajes. Lo digo porque es lo que acostumbro a hacer. La primera vez que leí "Orgullo y prejuicio" no había visto la película y quise darme una idea de cómo sería Darcy. No soy Salvador Dalí, pero sin duda hice un dibujo a lápiz bastante aceptable en la última hoja en blanco que tenía el libro. Aún ahora tengo ese ejemplar y es, sin lugar a dudas, el que leo siempre que se me antoja. Hago la aclaración de que no es lo mismo, tampoco, marcar una cita o hacer una anotación al margen de una página que llenar tres bordes enteros con la lista del súper. Esto, como el ejemplo de Harry Potter, me parece demasiado.Para esto, muchos de mis amigos dicen que existen los marcapáginas, pero de la misma manera, me parece que simplemente marcar la página es un tanto impersonal. Quiero decir, es NUESTRO libro y ni siquiera le estamos dando el uso que deberíamos. El autor, sea quien sea, lo escribió con el fin de darnos una parte de si, si no la volvemos nuestra, creo que no tendría demasiado caso leer. Yo, particularmente, compro marcapáginas adhesivos para señalar la hoja que me interesa, ya sea una cita que marco con paréntesis o subrrayo y, o un capítulo entero que me parezca importante el cual, por cierto, marco con una anotación en el margen de la hoja que me ha gustado todo y no sólo algo en particular. Al menos a mí no me parece un daño demasiado grande, si lo ponemos en comparación. Creo que el final de un libro es hacerlo propio, darle personalidad porque, como ya lo dije arriba, al final del día es parte de una persona y ese ser nos lo está entregando para que lo juzguemos o lo hagamos nuestro. En términos generales no me parece algo malo marcar una hoja, una cita, un capítulo, poner notas al márgen y esas cosas.En conclusión, creo que todo se trata, finalmente, del contenido, del daño que podamos llegar a hacerle. Si eliminas algo de ello, de lo importante y la esencia del escrito, me parece que es ahí donde se encuentran los problemas y donde uno debería plantearse la idea de no volver a rayar un libro. O, por lo menos y como ya dije, esa es mi opinión.Ahora les toca a ustedes elegir qué les parece mejor. Rayar o no rayar los libros, esa es la cuestión. Dejénos sus opiniones en los comentarios y no olviden suscribirse. Saludos a todos.